El dispositivo que la Guardia Civil llevó a cabo recientemente en Salamanca, difundido ahora a través de un vídeo publicado en su cuenta oficial de Instagram, pone imagen y detalle a unos controles que, aunque habituales en temporada cinegética, pocas veces se observan tan de cerca. En ellos se fiscaliza el tránsito de armas entre España y Portugal y se revisa también la documentación de los perros de los cazadores que circulan por la zona.
En la grabación se aprecia cómo los agentes detienen vehículos, revisan maleteros y contrastan datos en tiempo real gracias a una oficina móvil de intervención de armas. Las imágenes dan continuidad al amplio dispositivo desplegado días atrás en la A-62, a la altura de Ciudad Rodrigo, donde más de una treintena de guardias civiles de España y Portugal revisaron rifles, cartuchería y permisos de quienes se desplazaban para participar en monterías y ojeos cada fin de semana.

La propia Comandancia de Salamanca explica en su publicación: «Ejecución de un dispositivo multidisciplinar en vía pública, por parte de miembros de la Comandancia de Salamanca, con el apoyo de @pspguarda, estableciendo una oficina móvil de intervención de armas en nuestra OMAC». Añaden que el objetivo ha sido la «fiscalización del tránsito interfronterizo de armas» y la revisión del cumplimiento de la normativa en materia de seguridad ciudadana, tráfico y protección de la naturaleza.
Un control habitual en los fines de semana de temporada
Las escenas del vídeo encajan con el operativo desarrollado el pasado domingo en la A-62. A primera hora, coincidiendo con los desplazamientos habituales de cuadrillas y rehalas, los agentes seleccionaban vehículos y verificaban la situación de cada arma transportada. El proceso incluía comprobar el número de serie, descartar manipulaciones y asegurarse de que no estuviera lista para abrir fuego. Cuando el titular era portugués, los datos se cruzaban con las bases lusas, dado que ambos países mantienen normativas diferentes.

En este tipo de controles se recuerda con frecuencia que un cazador no puede transportar un arma ajena sin autorización expresa, un trámite conocido por quienes cruzan habitualmente la frontera para cazar en fincas de uno y otro lado. Esa fiscalización se extiende también a los cuchillos que los monteros o rehaleros llevan para rematar a los jabalíes en agarres complicados: en una de las secuencias se ve a un agente midiendo la longitud de una hoja sobre el capó de un coche.
Inspección de navajas y uso del cuartel móvil
Otra de las imágenes muestra a un guardia civil en el interior de la oficina móvil introduciendo datos en un ordenador, mientras sobre la mesa reposan tres navajas intervenidas a conductores revisados durante la jornada. Ese cuartel móvil, habitual en operativos de esta envergadura, facilita la tramitación sin necesidad de desplazar a los cazadores a dependencias fijas.
La presencia de agentes de SEPRONA permitió además supervisar el estado de los perros, comprobando microchip, vacunación y permisos de transporte, una práctica habitual para garantizar que los animales viajan en condiciones adecuadas.
La Guardia Civil subraya que estos dispositivos «nos ayudan a mejorar los métodos de trabajo y la coordinación a tiempo real, y con ello la protección ciudadana». Según medios locales, forman parte de un calendario anual más amplio que incluye también actuaciones destinadas a localizar delincuentes en tránsito o vigilar vehículos sospechosos, aunque en temporada cinegética se prioriza el control de armas y la movilidad de los cazadores.








