El estudio, publicado este 20 de noviembre, revisa cómo se aplica hoy el control de depredadores en los cotos de toda España, una práctica habitual en la gestión cinegética pero poco estudiada desde la entrada en vigor de la Ley 42/2007, que obligó al uso de métodos selectivos y homologados.

A partir de ese marco legal, el equipo investigador ha analizado tanto la normativa autonómica como la utilización real de esos métodos en el campo mediante una encuesta distribuida por todo el país. El trabajo, publicado en la revista Animals, pretende convertirse en una guía para los próximos años y plantea una “hoja de ruta” basada en datos recogidos en 373 cotos, muchos de ellos centrados en la gestión de la perdiz roja.

En un panorama marcado por diferencias territoriales, cinco comunidades han desarrollado normativa propia en la materia, mientras que once continúan aplicando la regulación estatal. Las órdenes de veda recogen hasta siete especies susceptibles de control, aunque predominan tres: zorro, urraca y jabalí. Este último caso se analiza con detalle, porque combina su condición de especie cinegética con la de depredador oportunista, con evidencias crecientes de su impacto sobre fauna silvestre.

Métodos utilizados y diferencias entre comunidades

El trabajo confirma que la caza sigue siendo el método más extendido para el control de estas especies, autorizado en todas las comunidades autónomas. En diez de ellas también se permite recurrir a métodos de retención, que incluyen distintos lazos homologados para el zorro —como el lazo con tope, el tipo wisconsin o el collarum— y las cajas-trampa para córvidos.

Pese a esa autorización, su uso real es más limitado. El estudio detecta que solo siete comunidades emplean de forma habitual estos sistemas para capturar zorros o urracas, con porcentajes reducidos: un 8 % y un 25 % de los cotos encuestados, respectivamente. En total, cerca del 90 % de los cotos afirmó realizar algún tipo de control, una cifra que refleja su presencia en la gestión del territorio, sobre todo en terrenos orientados a la caza menor o mixta.

Los autores señalan que el 49,3 % de los cotos recurre a guardas de campo para desarrollar estas labores, con una intensidad variable según la región. Según los datos, el 87 % controla al menos una especie depredadora de manera regular.

Una hoja de ruta para los próximos años

José Antonio Torres, investigador de Fundación Artemisan y responsable del estudio, sostiene que «la gestión actual de depredadores en España se basa principalmente en el control selectivo de depredadores oportunistas, pero existe la posibilidad de avanzar hacia un marco de gestión integral que podría integrarse en la Estrategia Nacional de Gestión de la Caza». A su juicio, es necesario que todas las comunidades aprueben normativas específicas para profesionalizar el uso de métodos homologados y extenderlos también a espacios donde especies protegidas sufren la presión de depredadores generalistas.

El investigador añade que «además de los depredadores incluidos actualmente en las listas de especies cinegéticas, urge facilitar el control de otras especies cuando existan evidencias científicas de las consecuencias negativas para la fauna silvestre, como es el caso de los gatos asilvestrados». Torres subraya también la importancia de apoyar a los cotos en la mejora de hábitat y en la llegada natural de grandes depredadores como el lince ibérico o las rapaces, cuya presencia favorece la recuperación de especies sensibles como la perdiz roja o el conejo de monte.

El artículo completo, titulado From Removal to Selective Control: Perspectives on Predation Management in Spanish Hunting Grounds, está disponible en acceso abierto en la revista Animals.

Síguenos en discover

Sobre el autor