Tras cuatro años de investigación, se han publicado los resultados del proyecto SAFE – Stop Atropellos de Fauna en España, liderado por la Estación Biológica de Doñana – CSIC. Este estudio ha permitido obtener datos sin precedentes sobre la mortalidad de vertebrados en las vías de transporte, confirmando la magnitud del impacto del tráfico en los ecosistemas. Los valores estimados son estremecedores: entre 18 y 55 millones de vertebrados mueren atropellados cada año en España. Sin embargo, los investigadores advierten que los números reales podrían ser incluso más elevados debido a la dificultad de registrar la totalidad de los casos.

Un problema subestimado hasta ahora

El atropello de fauna es uno de los efectos más evidentes de las infraestructuras de transporte sobre los ecosistemas. A pesar de ello, la información existente hasta ahora era escasa y se basaba en estudios de ámbito local o regional, como el de la Sociedad para la Conservación de los Vertebrados (SCV) en 2003.

Con el objetivo de ofrecer una perspectiva más amplia y precisa, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico puso en marcha el proyecto SAFE. Este estudio ha permitido registrar atropellos en toda España mediante una metodología rigurosa que ha corregido los sesgos asociados a la recolección de datos.

La ciencia ciudadana, pilar fundamental de la investigación

Uno de los aspectos más innovadores del proyecto ha sido el uso de la ciencia ciudadana para recopilar datos a gran escala. «SAFE es el primer proyecto en el mundo que investiga atropellos a escala nacional a través de la ciencia ciudadana», destaca Marcello D’Amico, investigador de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. «La participación de las personas voluntarias ha sido crucial. Sin ellas no habríamos podido alcanzar el despliegue geográfico a lo largo del tiempo que hemos tenido», ha añadido.

Durante un año, voluntarios recorrieron itinerarios predefinidos a pie, en bicicleta o en coche, registrando animales atropellados mediante una aplicación móvil. Gracias a su implicación, se obtuvieron datos en 304 ubicaciones de 45 provincias españolas, entre octubre de 2020 y marzo de 2024.


Una interminable pelota de ciervos corta el tráfico de una carretera


Sin embargo, la precisión de los registros no siempre fue la ideal. Estudios realizados por el equipo científico revelaron que, en los trayectos en coche, se identificaban diez veces menos atropellos que en los realizados a pie o en bicicleta, especialmente en el caso de especies pequeñas como anfibios y lagartijas. Para minimizar estos sesgos, los investigadores desarrollaron metodologías de validación mediante fotografías y correcciones de datos.

Factores que dificultan el registro de atropellos

Uno de los mayores desafíos del estudio fue la estimación precisa de la mortalidad real. «La información no podía utilizarse directamente para estimar la mortalidad ya que debía corregirse previamente para minimizar el efecto de varios sesgos», explica Marcello D’Amico. Entre los principales problemas identificados está el hecho de que los animales atropellados no siempre permanecen en el lugar del impacto. En muchos casos, pueden ser desplazados por los vehículos, retirados por carroñeros o eliminados por el mantenimiento de las carreteras.

Otro factor determinante es la eficacia en la detección de los cuerpos. Especies de tamaño pequeño o con colores similares al asfalto son más difíciles de identificar, lo que provoca una subestimación en los registros.

Anfibios, lagartijas y aves pequeñas, los más afectados

Un lagarto atropellado en una carretera de Gran Canaria. © Shutterstock

Tras la corrección de estos sesgos, los investigadores han confirmado que los anfibios son el grupo más vulnerable. Su alta mortalidad se debe a que suelen desplazarse lentamente y a que muchas especies realizan migraciones masivas estacionales, cruzando carreteras en grandes números.

Las lagartijas también presentan una elevada tasa de atropellos, lo que podría tener consecuencias graves para su conservación, ya que suelen recibir menos atención en los programas de monitoreo. Otro grupo especialmente afectado es el de las aves pequeñas, cuya presencia en los bordes de las carreteras las hace particularmente vulnerables a los atropellos.

Otros grupos como los micromamíferos, conejos, liebres y carnívoros también registran altas tasas de mortalidad. «Estas cifras reflejan una situación alarmante sobre la mortalidad de fauna en las carreteras españolas», alerta Carlos Rodríguez, técnico de investigación de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. «Mientras que algunas especies cuentan con poblaciones amplias, otras, especialmente las que están en declive o tienen poblaciones reducidas, se enfrentan a un mayor riesgo debido a la mortalidad adicional provocada por el tráfico», advierte.

La necesidad urgente de medidas de mitigación

Los resultados del estudio subrayan la urgencia de adoptar medidas de conservación para reducir la mortalidad de fauna en las carreteras españolas. «Desde 2018, hemos colaborado con el Ministerio en diversos planes de trabajo para reducir el impacto de los atropellos de animales en las carreteras. La combinación de pasos de fauna y vallado es lo más efectivo, siempre y cuando estén bien diseñados y ejecutados», señala Carlos Rodríguez.

Proteger a estas especies no solo es clave para su supervivencia, sino también para preservar el equilibrio ecológico. La implementación de medidas efectivas podría reducir significativamente el impacto de las carreteras en la biodiversidad y ayudar a conservar los ecosistemas naturales de España.

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