En pleno corazón del verano, con termómetros que superan los 35 grados en buena parte del país, la actividad cinegética no se detiene. Todo lo contrario: llega el celo del corzo y la especie ofrece una de las oportunidades más emocionantes del año para aquellos que sueñan con abatir ese gran macho que lleva meses sin dar la cara. El uso del reclamo en estas fechas puede ser decisivo… si se sabe cómo y cuándo hacerlo.

Muchos cazadores asocian erróneamente las primeras y últimas horas del día con el mejor momento para salir al monte, pero Pedro Ampuero desmonta este mito en un vídeo en el que comparte sus trucos. Según explica, las horas centrales del día son ideales para reclamar, sobre todo si se sabe dónde buscar a los corzos tumbados. Conocer bien el terreno y tener el aire a favor son dos premisas básicas para lograr el éxito.

El momento y el lugar adecuados

Para empezar, Ampuero recomienda mantenerse en silencio durante unos minutos tras llegar a la zona elegida. Una vez asentados, es el momento de sacar el reclamo. Aquí entra en juego la preferencia personal y la experiencia: hay modelos para todos los gustos y niveles. Él se decanta por los bucales, que permiten emitir una mayor variedad de sonidos.

© Pedro Ampuero

Rafa, otro de los protagonistas del vídeo, señala la ventaja de buscar a los corzos dentro del bosque, donde se sienten más seguros en las horas de más calor. Esa mayor confianza puede ser clave para que respondan al reclamo.

Qué sonidos utilizar… y en qué orden

Ampuero describe hasta cuatro sonidos distintos para llamar al corzo: el de la cría buscando a la madre, el de la corza adulta para contactar con otros, el de la hembra en celo y el de la corza acosada. Cada uno tiene su momento y su función, pero la clave está en la secuencia.

Primero debe sonar el de contacto de la hembra —unas cuatro o cinco veces en dos tandas—, seguido del reclamo de la cría durante unos diez minutos. Luego se mezclan ambos con el sonido de la hembra en celo. Si aún no ha dado resultado, se pasa al sonido de la corza acosada, el más agresivo y urgente.

El truco de la silueta

Una técnica adicional que Pedro lleva años utilizando consiste en colocar una silueta de corza cerca del arquero. El objetivo es distraer la atención del macho lo suficiente como para poder abrir el arco sin ser detectado. Este pequeño detalle puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Así, con un buen reclamo, paciencia y algo de suerte, incluso el macho más esquivo puede acabar cayendo rendido ante la llamada del celo.

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