El avance del celo del rebeco o la cabra montés coincide cada año con un aumento de recechos y, con ellos, de consultas sobre cómo preparar la piel de un animal abatido antes de llevarla al taxidermista. No todos los cazadores tienen claro cómo realizar el corte, cómo manipular la piel ni cómo mantenerla fresca hasta su entrega. Para evitar errores que arruinen un buen recuerdo, Taxidermia Garoz, con sede en Los Yébenes, ha compartido en su perfil oficial de Instagram una detallada infografía con pautas básicas para preservar el ejemplar en las mejores condiciones.
La imagen, publicada en las últimas horas, resume de manera clara los pasos a seguir desde el mismo momento del abate. En el taller recuerdan que la piel es extremadamente sensible al calor y a la suciedad, y que una manipulación descuidada puede causar daños irreversibles. La propuesta de Garoz busca precisamente evitar que un mal desuello o una mala conservación comprometan una naturalización del animal entero o de pecho, opciones cada vez más habituales entre quienes desean mantener vivo el recuerdo de un inolvidable rececho.
Antes de entrar en los consejos concretos, la taxidermia subraya que la piel debe tratarse con la misma atención que la carne. Mantenerla limpia, fresca y libre de contaminantes es el primer paso para que llegue al taller en condiciones óptimas. Solo así, apuntan, el montaje final puede conservar su forma, textura y color durante años.
Consejos básicos de manipulación
En su publicación, Taxidermia Garoz destaca la importancia de evitar el corte en el cuello o el pecho al comenzar el desuello. Esta práctica genera marcas difíciles de disimular en el montaje final. Recomiendan iniciar el corte a mitad del lomo del animal, rodear su cuerpo en forma de círculo —en el caso de querer naturalizarlo de pecho— e ir sacando la piel hacia delante con calma, evitando tirones que puedan producir calvas o roturas. También insisten en limpiar la sangre de la piel con agua con moderación, sin empapar en exceso, y en no arrastrar el animal por el terreno para evitar abrasiones.
Con un corte recto a lo largo de la columna hasta la nuca será suficiente para que puedas sacar la piel hasta el cuello y cortar entonces la cabeza del animal por detrás de esta. En el caso de querer conservar el animal entero, la infografía de Garoz detalla por dónde debes cortar que la piel llegue en las mejores condiciones.
Uno de los errores más frecuentes es precipitarse y aplicar sal. Desde Garoz son tajantes: «No le ponga sal a su piel. Déjenos eso a nosotros». El uso inadecuado de sal puede quemar el pelo o endurecer zonas críticas, comprometiendo la naturalización.
Conservación hasta la entrega
El objetivo, explican, es mantener la piel fresca el mayor tiempo posible. Para ello, lo recomendable es refrigerarla en cuanto se pueda, sin congelar si no es estrictamente necesario. La infografía insiste en que las bacterias actúan con rapidez cuando la temperatura es elevada, por lo que retrasar el enfriamiento puede deteriorar la pieza en cuestión de horas.
La publicación de Garoz se ha difundido ampliamente entre aficionados al rececho, que agradecen la claridad de las indicaciones. En plena temporada de rebeco y cabra montés, una preparación correcta puede marcar la diferencia entre un recuerdo eterno y un montaje irreparable.








