Cuando ves una codorniz (Coturnix coturnix), con su cuerpo rechoncho y su vuelo corto, tienes la sensación de que no podrá ir muy lejos con esas alas tan pequeñas. No parece hecha para la velocidad y, sobre todo, nadie pensaría que puede cubrir grandes distancia. Pero nada más lejos de la realidad: esta gallinácea es capaz de hacer viajes que dejan en evidencia al mismísimo Willy Fog, como así ha declarado a Jara y Sedal Eduardo Laguna, investigador de la Fundación Artemisan y coordinador del Proyecto Coturnix, financiado por Mutuasport.

El hallazgo se enmarca en una parte del proyecto en la que ha colaborado la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la cual ha permitido instalar dispositivos GPS en varios ejemplares de codorniz. Su objetivo es conocer mejor la estrategia vital de esta pequeña ave. «La codorniz tiene en su movimiento la clave de su supervivencia, pero hasta ahora carecíamos de datos precisos», explicó Laguna, doctor en Ciencias Agrarias y Ambientales, máster en Investigación Básica y Aplicada en Recursos Cinegéticos y graduado en Ciencias Ambientales.

Un viaje insólito registrado por el GPS

Eduardo relata a este medio que, de los cinco ejemplares marcados con emisores en Ciudad Real, dos realizaron desplazamientos que sorprendieron al equipo. «Una de ellas, en una sola noche, voló desde Ciudad Real hasta Valencia. La siguiente noche continuó hasta Tarragona, cruzó los Pirineos y en cuestión de días alcanzó Francia, se estableció temporalmente en torno a París, pasó por Luxemburgo y finalmente llegó a Berlín, donde permaneció hasta que se perdió la señal», detalló el investigador.

No fue la única que dejó sorprendidos a los científicos. Otro ejemplar emprendió un trayecto distinto: partió igualmente desde Ciudad Real, pero en lugar de cruzar por los Pirineos siguió la ruta mediterránea, pasando por Montpellier y deteniéndose en la zona sur de París, donde se estableció en un segundo núcleo reproductor. Estos datos muestran que, pese a su apariencia frágil, la codorniz es capaz de recorrer cientos de kilómetros en cortos periodos de tiempo.

A la izquierda, Eduardo analiza una codorniz ante las cámaras de Jara y Sedal.
A la izquierda, Eduardo analiza una codorniz ante las cámaras de Jara y Sedal. © Israel Hernández

Importancia del proyecto

El Proyecto Coturnix, dirigido por la Fundación Artemisan, pretende ampliar el conocimiento sobre las poblaciones de codorniz en la península ibérica. Para ello se estudian tanto zonas de secano como de regadío, con el fin de analizar cómo influyen los distintos hábitats en la movilidad de las aves. Según Laguna, «hemos visto que las codornices en ambientes de regadío se mueven menos, porque encuentran recursos durante más tiempo y pueden establecerse y reproducirse en mayor medida».

El uso de tecnología GPS ha abierto nuevas posibilidades en el seguimiento de esta especie migratoria. Hasta ahora, los estudios se basaban en anillamientos convencionales, que solo ofrecían información si el ave era recapturada en otro punto. Con los emisores se obtiene una trazabilidad detallada de los desplazamientos, lo que permitirá identificar rutas migratorias, áreas de reproducción secundaria y posibles amenazas a lo largo del trayecto.

Relevancia para la caza y la conservación

La codorniz es una especie muy presente en la actividad cinegética de España, lo que convierte su estudio en un asunto de interés tanto científico como social y económico. Comprender sus movimientos y hábitos permitirá diseñar políticas de gestión más ajustadas a la realidad. «El cazador suele pensar en la codorniz como un ave que se levanta a pocos metros y realiza vuelos cortos, pero los datos demuestran que es capaz de cubrir grandes distancias en poco tiempo», apuntó Laguna.

El científico Eduardo Laguna analiza el ala de una codorniz para comprobar su edad.
El científico Eduardo Laguna analiza el ala de una codorniz para comprobar su edad. © Israel Hernández

El equipo del Proyecto Coturnix continuará con las campañas de marcaje y seguimiento en distintas provincias, con la intención de acumular un volumen de datos suficiente para trazar patrones de migración sólidos. La Fundación Artemisan confía en que los resultados contribuyan a una gestión más sostenible y a reforzar la colaboración entre administraciones, científicos y el sector cinegético.

Coturnix Challenge: ciencia y participación masiva

El Proyecto Coturnix no se limita al marcaje con GPS. A mediados de agosto se celebró el Coturnix Challenge, una iniciativa en la que participaron más de 2.200 cazadores de toda España para recopilar datos poblacionales. En solo dos jornadas —los días 15 y 23 de agosto— se registraron 1.440 salidas de campo en 665 municipios, con un total de 25.210 codornices contabilizadas. Castilla y León fue la comunidad más activa, con más de la mitad de las jornadas, seguida por Aragón, Extremadura y Andalucía.

El reto demostró la capacidad del sector cinegético para implicarse en proyectos científicos de gran escala y reforzó el carácter colaborativo del Coturnix. Según los organizadores, los miles de registros obtenidos y el uso del método SEC consolidan a España como referente europeo en la gestión y conservación de la especie.

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