Desde finales de la década de 1980, los científicos han advertido sobre los riesgos que los rodenticidas anticoagulantes representan para los depredadores de roedores. Investigaciones pioneras realizadas en el Instituto de Ecología Terrestre en Monks Wood, Reino Unido, por Ian Newton y Richard Shore, revelaron que estos biocidas son bioacumulativos y tóxicos, no solo para los roedores a los que están dirigidos, sino también para otras especies. Estos hallazgos han impulsado numerosos estudios a nivel mundial sobre la bioacumulación y los efectos de los rodenticidas en especies no diana.
En 2018, un grupo de científicos, incluyendo a los doctores Nico Van den Brink, John E. Elliott, Richard F. Shore, Barnett A. Rattner, Jhon J. López Perea y Rafael Mateo, publicó un libro monográfico titulado «Anticoagulant Rodenticides and Wildlife». Este libro recopila información sobre la exposición de especies no diana, especialmente depredadores, a estos rodenticidas. Los estudios muestran que los rodenticidas anticoagulantes, utilizados para combatir plagas de roedores, se acumulan en los depredadores, causando hemorragias y afectando a nuestros aliados naturales en el control de roedores. Además, investigaciones del Grupo de Investigación en Toxicología de Fauna Silvestre del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) han demostrado que estos rodenticidas también se acumulan en el hígado de especies cinegéticas como el jabalí, representando un riesgo para los consumidores humanos.
La amenaza global de los rodenticidas anticoagulantes
Según han advertido desde el IREC, un ejemplo claro de esta amenaza es una rata (Rattus norvegicus) encontrada muerta en el campo, expuesta a altos niveles de rodenticidas anticoagulantes. Esta rata constituye una fuente de intoxicación secundaria para cualquier depredador que se alimente de ella. Los rodenticidas anticoagulantes son frecuentemente utilizados en países de América Latina, donde su impacto en especies no diana aún no ha sido suficientemente estudiado.
Recientemente, investigadores del IREC han participado en dos revisiones sobre el riesgo ambiental de los rodenticidas anticoagulantes. La primera, publicada en la revista de ornitología latinoamericana El Hornero, en colaboración con investigadores de la Western University of Health Sciences (EE.UU.), el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente (INBIOMA-CONICET, Argentina), la Fundación Rewilding Argentina, el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) y el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), busca informar a profesionales y gobiernos de América Latina sobre los peligros de estos rodenticidas para la biodiversidad.
Impacto en América Latina
En América Latina, aún no se han realizado estudios exhaustivos sobre el impacto de los rodenticidas en especies no diana. Sin embargo, ornitólogos como Elio Massoia ya advertían en 1983 sobre los riesgos de estas sustancias para ciertas aves rapaces. La revisión publicada en El Hornero pretende promover investigaciones que permitan evaluar y mitigar los riesgos de los rodenticidas anticoagulantes en aves rapaces y otras especies silvestres en la región.
La segunda revisión, publicada en la revista Animal Conservation, en colaboración con investigadores de la Clemson University, la State University of New York y la Mississippi State University (EE.UU.), se centra en el riesgo que los rodenticidas anticoagulantes representan para los mamíferos carnívoros. Este estudio documenta la exposición a rodenticidas en ocho familias de animales del orden Carnivora, siendo las familias Mustelidae (64% de los estudios), Canidae (44%) y Felidae (23%) las más representadas. Al menos 11 compuestos de rodenticidas anticoagulantes han sido documentados en carnívoros, y la exposición a estas sustancias causó la muerte de al menos un individuo en el 33,9% de las especies estudiadas. Los rodenticidas son considerados una amenaza para al menos el 2% de los carnívoros de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aunque este valor podría ser mayor debido a la falta de información en muchas regiones del mundo.
Hacen falta más estudios
Ambas revisiones destacan la necesidad de estudiar más a fondo los efectos de los rodenticidas anticoagulantes en especies depredadoras, especialmente en el hemisferio sur, donde los estudios ecotoxicológicos son escasos. Los científicos instan a la comunidad internacional a tomar medidas para evaluar y mitigar los riesgos de estos biocidas, protegiendo así a los depredadores naturales y manteniendo el equilibrio ecológico.