La caza del corzo tiene algo de misterioso. Muchos cazadores salen al monte en busca del macho de su vida, sabedores de que los caprichos de la naturaleza pueden esperarles a la vuelta de la esquina, y si hablamos de corzos más aún. El más pequeño de nuestros cérvidos es capaz de deparar sorpresas en forma de rarezas o malformaciones prácticamente inimaginables. Una de ellas se la encontró un cazador en su coto de Salamanca a principios de septiembre.
Una corza que se comportaba como un macho
José Ángel Alfonso salió a cazar a su coto de la provincia de Salamanca. El escenario era un acotado pequeño, de esos que parecen esconder más secretos de los que aparentan. José Ángel y su hermano gestionan este terreno, enfocado principalmente al corzo, el jabalí y la paloma. Días atrás habían localizado a una corza que actuaba con la actitud de un macho. «Le había comentado a mi hermano que había una corza que actuaba como un corzo», asegura José Ángel, sorprendido de verla ladrar y marcar territorio, emulando la actitud de un macho dominante. Sin embargo, ambos restaron importancia a lo que parecía una simple anomalía.
Con el día recién inaugurado, seguían tras la pista de un macho grande que rondaba la zona. Pasaron las horas y José Ángel decidió cambiar su rumbo y explorar un cerro cercano al área que esta peculiar corza solía frecuentar. Al adentrarse en el terreno, su presencia alertó a los animales. En ese instante, los ladridos comenzaron a resonar en el silencio del monte. «Ladré yo a ellos y vino curioseando como suelen hacer los machos», relata el protagonista.
«Tiene un cuerno y cubierto de borra»
José Ángel, con la experiencia que tiene después de muchos años cazando corzos, respondió a esos ladridos y, para su sorpresa, el animal se acercó sin percibir el peligro. Fue entonces cuando, entre los matorrales y la tensión del momento, lo vio claramente: «Ostras, pues sí, tiene un cuerno y tiene la correa», se dijo a sí mismo, pensando que se trataba de un corzo macho en todo momento. Observando a través de los prismáticos, confirmó que tenía frente a él un trofeo único.
Fotografían en Valladolid a una corza con unas extrañas marcas en su cuerpo
El disparo hizo su trabajo, dejando al animal en el sitio y José Ángel se acercó para contemplar el supuesto macho de corzo recién abatido. Pero al llegar se encontró con la sorpresa que daría un giro completo a la historia: el corzo con el cuerno singular era, en realidad, una hembra. «Mi sorpresa fue que cuando llegué allí, me encontré que era una hembra», comenta, todavía perplejo.