A lo largo del último año, los cazadores de la Comunidad Valenciana han realizado miles de intervenciones directas sobre el terreno con una inversión cercana a los 16 millones de euros, destinadas a conservar el medio natural y sostener el mundo rural en zonas donde la presión ambiental y el abandono hacen imprescindibles estas actuaciones continuadas.

Durante el ejercicio 2025, estas acciones se han extendido por Castellón, Valencia y Alicante, tanto en comarcas del interior como del litoral, alcanzando decenas de municipios y reforzando la vertebración territorial desde una labor constante y, en muchos casos, silenciosa.

El trabajo desarrollado por los clubes y sociedades de caza ha sido especialmente relevante en áreas con baja densidad de población, donde la falta de recursos públicos dificulta el mantenimiento básico del territorio y la gestión diaria del entorno natural.

En este contexto, la actividad cinegética se ha convertido en un apoyo clave para la conservación, no solo desde el punto de vista de la fauna, sino también en aspectos tan esenciales como la accesibilidad, la prevención de incendios o la recuperación del paisaje tradicional.

© FCCV

Principales aliados del medio rural

En numerosos enclaves rurales, los cazadores han sido uno de los pocos colectivos presentes de forma regular sobre el terreno, asumiendo tareas que resultan imprescindibles para el buen estado del medio natural y que no siempre cuentan con una respuesta inmediata por parte de la administración.

Entre las actuaciones más habituales se encuentran la limpieza y acondicionamiento de caminos rurales, esenciales para el acceso agrícola, forestal y de los servicios de emergencia. A ello se suman la instalación de comederos y bebederos en periodos de sequía, una medida clave para garantizar la supervivencia de la fauna silvestre y reducir conflictos con cultivos y núcleos habitados.

También se han llevado a cabo siembras y plantaciones cinegéticas, que mejoran la cobertura vegetal y la disponibilidad de alimento, junto a trabajos de recuperación de bancales abandonados, desbroces y la creación y mantenimiento de cortafuegos, fundamentales en la prevención de incendios forestales.

Estas labores, financiadas y ejecutadas directamente por los propios cazadores, tienen un impacto directo en la biodiversidad, la seguridad y la conservación del paisaje rural valenciano.

Según los datos de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana, cada cazador invierte de media más de 300 euros al año en mejoras ambientales, una aportación económica que se destina íntegramente a trabajos sobre el terreno.

Actuaciones tras la DANA

A estas intervenciones ordinarias se sumaron actuaciones extraordinarias tras la DANA de octubre de 2024, que dejó graves daños por lluvias e inundaciones en distintas zonas del territorio valenciano.

La Federación de Caza de la Comunitat Valenciana impulsó entonces trabajos de emergencia para reabrir accesos rurales completamente inutilizados, permitiendo restablecer la comunicación en áreas especialmente afectadas.

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En municipios como Cheste, Chiva y Turís, estas actuaciones hicieron posible recuperar el acceso a más de 7.000 hectáreas de superficie rural, facilitando la llegada a viviendas, explotaciones agrícolas y forestales y acelerando la recuperación del entorno.

La presidenta de la Federación, Lorena Martínez, ha destacado: «En un año en el que nuestros montes y paisajes han sufrido especialmente, los cazadores hemos querido redoblar esfuerzos para ayudar a recuperar y proteger el entorno. Nuestro compromiso se demuestra con trabajo sobre el terreno, con nuestra presencia constante y con actuaciones directas en el medio rural».

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