Lo que debía ser una jornada de caza más en mitad del monte se convirtió en cuestión de segundos en una situación de alto riesgo. El vídeo compartido por la cuenta de Instagram @cody_idol muestra a decenas de ciervos desorientados corriendo a toda velocidad a través de un bosque, directamente hacia cinco cazadores que se encontraban apostados entre los árboles.

Sorprendidos por la estampida, los hombres apenas pueden reaccionar: se esconden tras los troncos más cercanos tratando de evitar una embestida que podría haber tenido consecuencias fatales. Aunque desde la pantalla pueda parecer una escena curiosa o incluso cómica, en el terreno la tensión es evidente. En uno de los momentos más críticos se escucha incluso un grito de pánico ante la cercanía de los animales. Por suerte, los ciervos terminan desviando su trayectoria y todo queda en un susto.

Ciervos: grandes, nerviosos… y peligrosos

Aunque a menudo se perciban como animales nobles y tranquilos, los ciervos pueden ser peligrosos cuando se sienten amenazados o sufren episodios de estrés, como ocurre en una estampida. Los machos adultos alcanzan fácilmente entre 100 y 250 kilos de peso, mientras que las hembras oscilan entre 50 y 100 kilos, lo que los convierte en auténticos proyectiles si corren desbocados. A ello hay que añadir que los machos portan cuernas que, aunque no suelen usarse contra personas, han sido responsables de incidentes puntuales.

Más allá del riesgo de una embestida aislada, lo más peligroso en estos casos es caer al suelo y ser pisoteado por un grupo de animales en fuga. Un accidente de este tipo puede derivar en lesiones graves.

Una lección sobre la importancia de la prudencia

En el vídeo, varios de los cazadores intentan desviar la trayectoria de los ciervos con gritos y movimientos rápidos. La estrategia funciona y los animales terminan alejándose. Uno de los presentes, cámara en mano, celebra el final de la escena entre risas nerviosas, consciente de que lo vivido pudo acabar muy mal.

Aunque se trata de un caso extraordinario, esta situación debe servir de advertencia. La naturaleza no responde siempre a nuestros planes y, durante las jornadas de caza, toda precaución es poca. Después de un lance, en pleno rececho o incluso durante un aguardo, conviene mantener siempre un alto nivel de atención, ya que cualquier animal herido o en fuga puede reaccionar de forma inesperada.

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