El pasado sábado 12 de abril, Yolanda Collados, una joven cazadora procedente de Granada, vivió uno de esos lances que marcan para siempre la trayectoria cinegética de cualquier aficionado. Lo hizo en un coto de Soria, un territorio totalmente desconocido para ella hasta entonces, donde abatió un extraordinario corzo que destaca por el grosor de su cuerna, especialmente en la base, y unas rosetas robustas y caídas, que delatan la madurez del ejemplar.
El animal apareció casi por sorpresa, mientras Yolanda y sus acompañantes se adentraban en el terreno. «Apareció de repente cuando llegábamos y nos percibió; se iba a meter ya al monte, cuando justo en la linde se quedó quieto mirándome. No dudé ni un segundo en tirarle, y se quedó seco», relata con entusiasmo. El tiro de codillo, a una distancia de unos 100 o 120 metros, fue certero y definitivo.
Aunque intuían que se trataba de un buen ejemplar, la magnitud del trofeo superó cualquier expectativa. «Cuando le tiré sabíamos que era grande, pero cuando nos acercamos flipábamos con el pedazo de corzo con el que me había hecho», cuenta emocionada.

Un lance en familia
Para el lance, utilizó un rifle Tikka de 7 mm equipado con visor Dall Sheep 3-18×50 y munición Remington Corre Lock Tipped de 150 grains, un equipo que, en sus manos, se mostró absolutamente eficaz.
La jornada estuvo acompañada por una compañía inmejorable: el orgánico Antonio Baeza, de Oliendo a Monte SL, gran conocedor de la zona, aunque reconoce que «este animal no lo habían observado antes, siendo toda una sorpresa». También estuvieron presentes Adrián (el guía), su pareja Javier y el hermano de este, Santiago, todos ellos testigos del espectacular lance y partícipes del entusiasmo compartido.

Aunque no es su primer corzo, sí es el más impresionante que ha cazado hasta la fecha. Anteriormente había abatido alguno en el norte de León, en un entorno muy diferente. «Esta experiencia ha sido única, no solo por el trofeo, sino por la vivencia de conocer un lugar nuevo, con gente nueva que son grandes maestros, y sobre todo con un recuerdo y lance inolvidable», concluye.