La ronca, como la berrea del venado, es la llamada con la que los gamos (Dama dama) tratan de cortejar y atraen a las hembras y de disuadir a otros machos de competir por ellas. No se trata de un bramido como el del venado. Es un sonido grave más corto y gutural –similar a un gruñido en forma de ronquido– y entrecortado, similar en ocasiones a un golpeteo de latas.
Es también como se conoce a la época de celo de esta especie, que tiene lugar entre finales de septiembre y el mes de octubre –con variaciones en función de la latitud, ya que suele comenzar antes en el sur– con el objetivo de que los partos, tras ocho meses de gestación, tengan lugar en el momento de mayor disponibilidad de alimento en el monte –finales de primavera–.
En el caso de este vídeo, se ve perfectamente cómo el gamo camina con una tranquilidad inusual en los machos, propia de esta época de apareamiento en la que dejan a un lado su habitual carácter huidizo para centrarse en el objetivo de procrear. Es un vídeo que, sin duda, resulta extraño de ver porque el animal no se muestra esquivo, sino que permite al cazador observarlo a tan sólo unos metros de su presencia.
Más sobre la ronca del gamo
Con el celo en marcha, los machos disgregan los grupos familiares –hasta ese momento formados por hembras y crías– en su puja por formar sus harenes. Formados por una media de entre ocho y diez hembras, serán más numerosos cuanto más potente y grave sea la llamada de su dueño y su fuerza para defenderlos.
En esta competición por perpetuar sus genes los gamos se vuelven más descuidados, olvidándose incluso de comer, y exhiben un comportamiento desafiante con sus competidores que puede desembocar en una encarnizada lucha ‘a palazo’ limpio.
En el momento del cortejo se vuelven más sutiles: primero rozan sus palas en los flancos de la hembra, emitiendo ligeros ronquidos. Si ésta se quedará inmóvil y levanta la cola le está indicando que está receptiva. Un último paso, y objetivo cumplido.