El cazador jiennense Antonio Fernández Padilla y su padre, Andrés Fernández, naturales de la localidad de Vilches, abatieron hace unos días, durante una montería celebrada en la provincia de Toledo, un jabalí con un descomunal trofeo: las navajas medían 10,5 centímetros de largo por fuera y tenían casi 3 centímetros de grosor. Se trata de una de las piezas más imponentes que se han abatido durante esta temporada y el cazador, seguidor de este medio, ha decidido compartir con nosotros cómo fue el lance.

Un jabalí que entró cuando la montería estaba terminando

Otra imagen del jabalí abatido. © A. F.

Fue al final de la montería, sobre las 14 horas del mediodía, cuando el cazador sintió el «tarameo» viendo a a lo lejos a este animal acercarse: «Me estaba poniendo la chaqueta cuando nos entró el animal», explica. «Casi, por ese descuido, me perdí uno de los mejores lances de mi vida», reconoce el joven jiennense, que ya tuvo en 2019 oportunidad de narrar otro épico lance en esta web. No obstante, su padre tenía el rifle en las manos y pudo disparar al macareno.

«Mi padre me dijo que no me moviese, que el guarro se estaba acercando hacia el puesto; en cuestión de cinco segundos, apareció rompiendo monte, y de dos disparos se hizo con él», explica.

«Me eché a llorar cuando vi su trofeo»

A la finalización de la jornada cinegética, «el postor me avisó para que me acercase a verlo, y al observar el trofeo no me salieron palabras, solamente me eché a llorar», reconoce el joven. «Tras ocho o diez años asistiendo a monterías, esperas y batidas, el mejor regalo era este, por lo descomunal de la pieza», explica Fernández a esta redacción.

A falta de la medición oficial, el taxidermista les ha adelantado que será medalla de oro: las navajas tenían unos 10,5 centímetros de largo por fuera de la mandíbula y de grosor casi 3 centímetros. Durante el lance, Andrés Fernández utilizó un rifle Browning en calibre .300 Winchester Magnum cargado con munición de 180 grains.

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