Algo que comparten la mayoría de los aficionados a la caza es eso de que, de repente, se cruce en su camino un animal concreto que marque el transcurso de sus jornadas y se apodere de gran parte de sus pensamientos. Es el caso del protagonista que vamos a conocer a continuación, quien ha soñado durante mucho tiempo con lograr abatir un ejemplar de perdiz blanca.

La escena tuvo lugar el pasado domingo, 14 de enero, en un coto por la zona de la ciudad de Teruel. El equipo de Jara y Sedal ha hablado con el propio cazador, Carlos Monferrer, que tal y como él mismo ha contado «llevaba ya algunos años detrás de ella porque sabía de su existencia».

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Sin embargo, «era muy complicado acercarse a ella puesto que ese color característico la había hecho más dura contra los depredadores», ha explicado el cazador.

Varios años intentando cazarla

Esto, en cambio, estaba a punto de cambiar por completo. Aquel domingo acudió al coto al que suele cazar en compañía de su epagneul bretón, de nombre Cala, concretamente a la zona en la que tenía más o menos localizada a la perdiz.

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«Es un terreno muy duro y para mí sorpresa no había andado ni 20 minutos cuando me empezó a guiar mi bretona hasta un pequeño barranco», ha detallado Carlos. Después de asomarse por él, «salieron 12 perdices y entre ellas volaba la perdiz blanca».


Cazando perdices con perro de muestra y la Beretta A400 Lite Wood


«De un certero disparo me hice con ella», ha recordado. «No me lo podría creer, la tenía en mis manos y cobrada por mi perrita después de tantos y tantos kilómetros detrás de ella».

Aunque normalmente Carlos suele cazar en compañía de su suegro y su cuñado, quien estuvo a su lado en ese momento tan destacado fue su novia que, según él mismo ha matizado, «también es cazadora, pero no practica la caza de la perdiz».

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