El jovencísimo cazador guadalajareño Andrés Q., de 17 años de edad y natural de la localidad de Molina de Aragón, abatió junto a su padre Francisco Q. un corzo (Capreolus capreolus) con un particular trofeo en su coto de esta provincia castellano-manchega a inicios de este mes de mayo. Además, el joven consiguió abatir el animal con escopeta ya que aún no dispone de permiso de rifle.

Acompañado de su progenitor se propuso el reto de cazar con un cartucho de bala un curioso ejemplar de corzo que ya habían visto en jornadas previas.

Una entrada para recordar

«Al entrar a una zona de monte abierto donde hay alguna siembra, ya a dos luces, localizamos un corzo a unos 350 metros al que nos fuimos acercando hasta colocarnos a unos 180 aproximadamente, pero creíamos que era un animal muy pequeño», comienza explicando a la redacción de Jara y Sedal sobre el inicio del lance.

«Pensábamos que era joven, pero cuando nos íbamos a ir ya a casa después de solo haber visto este corzo, giró la cabeza y, con la ayuda de los prismáticos, vimos que podría ser un macho que teníamos visto y que contaba con una cuerna muy singular», detalla. Este fue el motivo por el que Andrés le dijo a su padre que se acercasen más para valorarlo mejor.

Un certero disparo con bala en el codillo

«Aunque en un primer momento le comenté a mi padre que no valía la pena, era porque no lo había apreciado bien. Finalmente decidimos acercarnos más y conseguimos colocarlos a unos 55 metros de animal», sigue explicando el joven.

Ahora sí, padre e hijo apreciaban con sus prismáticos la curiosa cuerna del animal. «Tenía aún algo de borra y como unos bultos en su parte trasera», detalla el cazador. Ante el curioso hallazgo y comprobar que se trataba de un curioso animal visto jornadas atrás, el joven cazador se dispuso a dispararle con su escopeta del calibre 12 cargada con una bala JG de 39 gramo.

«Apenas anduvo unos pasos», reconoce el cazador sobre el certero disparo al animal. Cuando llegaron hasta él, advertían que, efectivamente, se trataba del macho de extraña cuerna que buscaban. «Pensamos que era un corzo que podría tener algún problema hormonal, ya que aún tenía algo de borra y como unas pequeñas bolas la parte inferior de las cuernas», expone.

Tras las fotos pertinentes, padre e hijo se congratulaban del increíble rececho a un curioso macho que quedará para siempre en su recuerdo.

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