En Castilla-La Mancha, la Dirección General de Medio Natural y Biodiversidad ha publicado una resolución por la que aprueba el Plan de Gestión de Ungulados Silvestres del Parque Nacional de Cabañeros. Dicho plan permanecerá vigente durante tres años desde su aprobación, prorrogable por otro más.
Tal y como ha publicado el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), este plan incluye, como principales aspectos para realizar las acciones de control de las poblaciones de ungulados en el parque, el seguimiento poblacional y sanitario continuado de las diferentes especies, así como los métodos de control a utilizar y las épocas del año para llevarlo a cabo o el número de ejemplares a extraer, según sexo y clases de edad.
Reconocen que no es posible la regulación con procesos naturales de depredación
Asimismo, también recoge una evaluación de los resultados que se han obtenido de manera anual y la tutela de la Administración sobre las acciones que se desarrollen por personal especializado.
La resolución, además, pone de manifiesto que actualmente faltan en Cabañeros componentes representativos del ecosistema mediterráneo, las grandes especies depredadoras. Por ello, indica que no es viable la aplicación de una estrategia de regulación de las poblaciones de ungulados a través de procesos naturales de depredación.
De este modo, los objetivos de conservación del parque están siendo amenazados por las altas densidades de varias especies de ungulados silvestres. Estos causan una afección negativa a la composición y diversidad de las especies de flora y fauna, particularmente a las de flora leñosas. Es algo que se refleja en un elevado nivel de ramoneo, la alteración y degradación de los hábitats naturales y otro tipo de impactos como la transmisión de enfermedades a animales y personas.
El plan permite la caza, aunque sin llamarla así
Sobre esto ya informó el equipo de Jara y Sedal hace cerca de dos meses. El informe del propio Parque Nacional ya advertía que «en la actualidad, el valioso ecosistema mediterráneo se encuentra en una situación de desequilibrio debido a las altas densidades de ungulados presentes y a la ausencia de predadores».
«Esta situación de desequilibrio y elevada artificialidad propician la degradación de los valores naturales: para revertir esta situación y comenzar, de algún modo, una restauración pasiva de los ecosistemas, se requiere que el hombre forme parte de la gestión futura para corregir aquello que no se hizo adecuadamente durante los últimos años», añadía.
Traducido sin eufemismos, lo que este texto quería dar a entender es que es necesario volver a la caza. Así lo ha reflejado también, ahora, el plan recientemente aprobado.
La caza vuelve al Parque Nacional de Cabañeros
De la misma forma que ya lo adelantamos, este establece que «por necesidades de control de poblaciones, y con carácter excepcional, se podrá autorizar, en condiciones basadas en datos científicos y estrictamente tuteladas por la Administración, y cuando no exista otra solución satisfactoria, el empleo de artes cinegéticas, siempre y cuando no se organicen ni publiciten como actividad deportiva o recreativa, sino como actuación de control de poblaciones, se hayan utilizado tradicionalmente y no produzcan efectos negativos en el medio ambiente».
A pesar de no nombrar a la caza como tal, sino denominando a estas acciones como «artes cinegéticas», la realidad es que esta volverá a estar permitida en el Parque Nacional de Cabañeros. Los cazadores han sido reconocidos como la solución a la sobreabundancia de las poblaciones de ungulados y al impacto que estas provocan. Y no será porque no se advirtió de ello.