El diario británico The Guardian publica una carta de una madre dirigida a su hija vegana en la que expresa su temor a que su actitud y repulsa hacia su progenitora no cambie. Jaraysedal.es la ha traducido y aquí la puedes leer íntegramente.
14/3/2017 | Redacción JyS
“Una carta a mi hija, que me odia por no ser vegana”
Cuando me dijiste que habías decidido ser vegana, me preocupé. Siempre has sido muy quisquillosa para comer y temí que, con una dieta tan limitada, no consiguieses los nutrientes necesarios.
Pero eras mayor de edad, así que era tu decisión. Además, empezaste a comer más verdura y fruta, y trataste de incluir la comida y suplementos correctos, por lo que al menos me quedé más tranquila.
Dijiste que tu motivación era el bienestar animal y el daño medioambiental que producía la agricultura. Suficientemente justo.
Con un niño más pequeño y un trabajo a tiempo completo, me pareció todo un reto la búsqueda de recetas y cocinarlas para ti, pero lo acepté. Y cuando te fuiste de casa para ir a la Universidad me aseguré de que tenía el coche lleno de sopa vegana casera para llenar tu frigorífico.
Pero no es suficiente para ti que yo me haya adaptado a tu elección. Como has explicado muchas veces, para ti, el veganismo no es sólo lo que comes, sino un estilo de vida. Has visto todos los documentales pro-veganos, has leído montañas de información en Internet y puedes recitar de memoria cada audio. Te has convertido en una apasionada de la causa hasta el punto de convertirlo en dogma. No tolerarás ningún punto de vista contrario. Fundamentalmente, ya no respetarás a nadie que no esté persuadido de ser vegano. Y yo soy una de esas personas.
Entiendo algunos de tus argumentos y he hecho cambios en mi dieta a raíz de la información que me has dado sobre los animales estabulados. Pero, como mujer de mediana edad, mis elecciones en la vida se estrechan cada vez más. Y no tengo intención de cerrarme más opciones haciéndome vegana. A tus ojos, eso solo me hace egoísta.
Cuando nos vemos, te llevo a restaurantes veganos y acepto las opciones disponibles. Te envío recetas veganas y busco chocolate vegano para ti en el supermercado. Sé que aprecias mis esfuerzos, pero también sé que siempre me quedo corta. He dejado de intentar explicarte mis razones para no hacerme vegana porque siempre acabamos discutiendo y enfadadas.
Todo esto para mí es una gran contradicción ya que yo te he educado para ser una mujer fuerte, poderosa y compasiva. Esperaba que fueses una apasionada de lo que hicieses. Te enseñé que la tolerancia es vital, pero hay un punto en el que se cruza la línea y ciertas conductas no se pueden tolerar. Así que, en parte, entiendo tu actitud.
Pero no te puedo describir lo duro que es vivir sabiendo que mi propia hija siente repulsa hacia mí. Es muy importante para mi sentirme digna de tu respeto.
Espero que, con el tiempo y la madurez, el dogma dé paso a una actitud más abierta. Pero mi miedo es que, mientras tú madures en tu forma de hablar y actuar sobre el veganismo, tu repulsa hacia mí siga intacta. Y siempre tendré que vivir con ello.
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