«La actividad cinegética es absolutamente necesaria para el control de las poblaciones, incluso para la prevención de incendios. Para toda la gestión del ecosistema, el papel de la caza es fundamental». Así de contundente se ha pronunciado el conocido periodista Carles Francino, quien ha protagonizado una interesante charla en los micrófonos de La Ser. Esta vez, no como entrevistador habitual, sino como invitado en el programa Gastro Ser, conducido por su compañero Carlos F. Cano. Durante la emisión, ambos abordaron diversos temas relacionados con la gastronomía, desde opiniones sobre cocineros destacados hasta restaurantes emblemáticos y platos tradicionales que han marcado nuestra cultura culinaria.
Aunque también habló de su faceta como pescador, Francino quiso profundizar en una afición que, según confesó, le genera un enorme sentimiento: la caza menor. El director de La Ventana explicó cómo vive esta práctica, y se declaró un amante de la caza en mano de perdices y conejos: «Cuando acierto con una perdiz, siento alegría, pero al mismo tiempo pienso: ‘pobre animal’. Eso sí, luego me la como», relató.
Francino dejó claro que su interés se limita a la caza menor, señalando que sería «incapaz de disparar a un corzo». Además, mostró empatía hacia quienes rechazan estas prácticas, recordando el caso de su fisioterapeuta, Mamen, quien le ha expresado en más de una ocasión su desacuerdo. «Entiendo y respeto completamente su postura, pero yo tengo un sentimiento interno que no puedo transmitirle», admitió, haciendo hincapié en la complejidad emocional que conlleva su afición.
Para él, el enfrentamiento que se genera entre cazadores y anticaza se produce porque hay «dos terrenos de debate: el legal-jurídico y el emocional-sentimental, y mezclarlos, como pasa en política, es un mal negocio», ha asegurado.
Durante la conversación, el periodista también abordó un tema que ha cobrado protagonismo en los últimos años: la sobrepoblación de ciertas especies en España. Mencionó, en particular, el caso de los jabalíes, una especie que ha incrementado su presencia en zonas urbanas y rurales, generando problemas en cultivos, tráfico y convivencia. Francino defendió la necesidad de las batidas para gestionar estas poblaciones de manera controlada, criticó a los animalistas que tratan de boicotear algunas cacerías legalmente organizadas y subrayó la importancia de la actividad para gestionar los ecosistemas.