Un ayuntamiento español ha dado un paso adelante para capturar parte de la población de jabalíes que viven en uno de sus parques y que contempla el sacrificio de 25 ejemplares a lo largo de un año. Para ello ha adjudicado el contrato a una empresa especializada que cobrará hasta 361,57 euros por animal abatido. La medida busca reducir los riesgos ecológicos, agrícolas y sanitarios derivados del crecimiento descontrolado de esta especie.
El incremento de la población de jabalíes en el Parque de Salburua ha obligado al consistorio de Vitoria a actuar con contundencia. La nueva estrategia que han puesto en marcha recurre al uso de trampas cebadas, cámaras de fototrampeo y rifles de pequeño calibre para abatir a los animales capturados.
El contrato, valorado en 8.750 euros, ha sido adjudicado a la empresa Locus Avis, que será la encargada de ejecutar el plan en un plazo de doce meses. El método consiste en cebar un cercado-trampa con alimento, monitorizar la actividad de los animales y activar la trampa en el momento adecuado. Una vez capturados, los jabalíes serán sacrificados por un tirador autorizado y trasladados a un punto de recogida habilitado en el parque.
Un protocolo detallado y controlado
Las tareas del contratista están claramente definidas en el pliego de condiciones publicado por el Ayuntamiento el pasado febrero. Entre las obligaciones figuran la revisión semanal de las cámaras, la comunicación previa con la Policía Local y el CECO-Miñones antes de cada intento de captura, y la elaboración de un informe final con detalles como la fecha, sexo, edad y peso de cada animal abatido.
Para garantizar la transparencia del proceso, el contratista deberá presentar una fotografía de todos los ejemplares abatidos en cada jornada de control, requisito indispensable para proceder al cobro por los servicios prestados.
Una población creciente y problemática
Los jabalíes colonizaron Salburua de forma espontánea a comienzos de siglo y desde entonces su presencia ha aumentado notablemente. Actualmente, se consideran un factor de riesgo por su impacto en la fauna autóctona del humedal, los daños a cultivos agrícolas cercanos y el peligro de accidentes de tráfico en las inmediaciones del parque.
El plan pretende ser una solución eficaz y controlada frente a una especie cuya expansión ha superado los límites asumibles para el ecosistema urbano y periurbano de la ciudad.
