Los científicos descubren un error que llevaba décadas subestimando el daño de los depredadores a aves como el urogallo o la perdiz
Durante años, investigadores de todo el mundo han utilizado un método que parecía fiable para medir la depredación de nidos. Un nuevo estudio demuestra ahora que ese sistema tenía un fallo clave: ignoraba el olfato de los depredadores. El resultado ha sido una subestimación masiva del riesgo real que sufren muchas aves que crían en el suelo.
























