El diario El Mundo ha hecho público el perfil del hombre que mató a un niño de cuatro años en una cacería de jabalíes. Tiene 60 años, es argentino de origen italiano, arquitecto de profesión y un conocido militante de Podemos en El Puerto de Santa María. Al parecer, abandonó su puesto y hacia el niño, que se encontraba «haciendo lo que más le gustaba», según el padre.
28/1/2019 | Redacción JyS
José Antonio Ávalo, padre del niño de 4 años muerto de un disparo en la cabeza el pasado 19 de enero en una cacería en Sevilla, ha aclarado en una conversación con El Español algunas circunstancias esenciales del accidente mortal que le costó la vida a su hijo. «Estaba en su sitio junto a mí. Cayó a mis pies. Mi hijo fue abatido por un hombre que cometió una imprudencia, que se salió de su puesto y cruzó la línea de tiro por donde no debía», señala el padre del menor fallecido. Además, ha asegurado a Espejo Público que el pequeño se encontraba haciendo lo que más le gustaba: «Mi hijo Aitor era feliz observando la caza».
El Mundo ha destacado en su edición impresa de este domingo que el autor del disparo es un arquitecto de 60 años de nacionalidad argentina y origen italiano muy conocido en la localidad gaditana de Puerto de Santa María –donde reside– por su militancia en Podemos. Según publica el citado diario, su pareja incluso llegó a ser candidata al senado por la formación morada. Ambos se instalaron hace décadas en Andalucía y, de hecho, y debido a su profesión de arquitecto, tiene la medalla de plata por sus 25 años como colegiado en el Colegio de Arquitectos de la provincia de Cádiz.
Tres errores fundamentales que nunca haría un cazador experimentado
El juez ha decretado puesta en libertad sin fianza y con cargos, le ha retirado el arma y la munición, le ha prohibido cazar y deberá estar localizable para comparecer cuando se le reclame. Poseía en regla y actualizados todos los permisos. Además, la abogada de la familia del menor fallecido asegura que «no se acercó para auxiliar al menor, se dio media vuelta y se marchó».
En la declaración ante el juez del juzgado de instrucción número 16 de Sevilla, el presunto autor de la muerte dijo que mientras Aitor estaba sentado en su banco, él salió de su puesto, caminó 20 metros en línea recta y oyó un ruido en unos matorrales. Pensó que se trataba de la rehala de perros y jabalíes, giró el arma hacia la derecha y, sin ver a la pieza, apretó el gatillo. Esta posición la desmiente el padre del niño, que dice que disparó hacia la izquierda, que era donde ellos se encontraban.
El abogado del acusado ha afirmado que «Se encuentra muy mal, está en tratamiento psicológico. Cuando él mismo se enteró, y como él mismo dijo, lo que menos podía pensar es que le diera a un pibe de cuatro años», señala el diario. El Mundo recoge también declaraciones de José María Mancheño -presidente de la Federación Andaluza de Caza- en las que explica errores como girar el arma 90 grados, salir del puesto o tirar sin ver a qué estás disparando, nunca los cometería un cazador experimentado.
Su padre no era cazador
El padre ha reconocido que «nunca he sido cazador ni tengo licencia». Esa mañana él y su hijo estaban de acompañantes de su suegro Miguel, abuelo materno del niño, que es quien caza en la familia, quien había comprado el puesto en la montería «y quien también había transmitido la pasión cinegética a su nieto». Un hermano del abuelo también estaba en el puesto, siendo cuatro las personas presentes en él. Según el padre, la responsabilidad de la muerte es «del cazador del puesto vecino a su derecha que efectuó el tiro fatal, porque se salió de su posición».
Las redes sociales han acusado fuertemente al cazador de haber llevado a su hijo a la cacería, pero es que se trata de algo legal. El padre declarará ante el juez el 8 de febrero, pero éste no le imputa ningún hecho delictivo: «La ley no imposibilita que un padre lleve a un menor a una cacería, por eso mi hijo venía conmigo, o yo iba acompañando a mi hijo», aseguró.
El hijo era el gran aficionado a la caza, no el padre –que ni siquiera tenía licencia-, ya que viendo a su abuelo desde pequeño le empezó a gustar el mundo cinegético, incluso iba a las monterías vestido de cazador. Incluso al principio de la montería le hizo una foto el acusado de haberlo matado con el disparo fortuito.
«Mi hijo disfrutaba en el campo. Era un niño súper responsable, sabía perfectamente dónde estaba y del peligro que había si se movía. Estaba en su sitio junto a mí. Cayó a mis pies. Mi hijo fue abatido por un hombre que cometió una imprudencia, que se salió de su puesto y cruzó la línea de tiro por donde no debía», explica el padre. Además de vigilante de seguridad de profesión, es voluntario de Protección Civil en Écija: «Siempre me he sentido orgulloso de cuidar a los demás. Esta vez no pude salvar a mi hijo».
PACMA utiliza la muerte del menor de forma altruista
Como ya hiciese en otras ocasiones, PACMA ha vuelto a utilizar este luctuoso suceso para dar difusión a una de las reclamaciones de su programa electoral: la prohibición de la caza. No es la primera vez que hace algo así. Como ya sucediera con el suceso del niño fallecido en la localidad vallisoletana de Villalba o de los agentes rurales asesinados en Cataluña, el partido animalista ha compartido en redes sociales la noticia asegurando que «la caza es violencia y como tal, no sólo debería mantenerse alejada de los niños, sino de toda la sociedad. Debería ser una actividad ilegal», apostillando con los hashtag #STOPCaza y #NoMásViolencia.
Una animalista sobre el niño muerto en una cacería: «Que la buena racha no pare»
La noticia no ha dejado indiferente a nadie y fueron primero los cazadores quienes poco después de suceder el accidente mostrasen su más sincero pésame a la familia. No obstante, algunos animalistas sin escrúpulos se han alegrado del disparo que alcanzó al menor deseando que «la buena racha no pare».
«Larga vida a ese padre asesino de su hijo… Que se retuerza de dolor entre sus recuerdos», comentaba una animalista en redes sociales. «Que la buena racha no pare!», añadía.