La publicación, difundida en plena recta final del año, no tardó en viralizarse. En ella, la protectora relataba cómo había encontrado a un ratón de campo en muy mal estado y cómo decidió trasladarlo de urgencia a un veterinario especializado en animales exóticos, solicitando después ayuda económica para costear la atención recibida.

Antes de entrar en el fondo de la polémica, conviene situar el episodio en el contexto del creciente protagonismo de las redes sociales como altavoz de campañas solidarias. En este caso, lo que para unos fue un gesto de compromiso con la vida animal, para otros rozó el esperpento y abrió un intenso debate en los comentarios.

La escena, acompañada de imágenes del pequeño roedor y más tarde de la factura veterinaria, fue compartida decenas de veces antes de desaparecer del perfil de la asociación.

Una colecta que no pasó desapercibida

«Estamos en urgencias. Ayer encontramos un ratoncito en muy malas condiciones. Le pusimos en una cajita con agua, comida y mucha tranquilidad. Hoy nos ha tocado correr a urgencias porque se nos iba. Es solo un bebé, apenas tiene días y le están saliendo sus primeros dientes», explicaron desde el colectivo animalista en el mensaje publicado en Facebook.

Publicación original de la protectora. © Facebook

Según relataban, el animal había sido atendido con calor y suero para estabilizarlo. La asociación defendía su actuación apelando al valor de cada vida, independientemente del tamaño o de la especie del animal.

«Han conseguido reanimarle con calor y suero. Algunos dirán es solo un ratón, para nosotros es otra vida y no podíamos dejarle morir a su suerte. No sabemos cuánto nos va a costar aún la urgencia, es un exótico, ni su completa recuperación. Por eso os pedimos ayuda, cualquier aportación suma», añadían, facilitando una cuenta bancaria y un número de teléfono para donaciones mediante Bizum.

Imagen de la factura por la atención veterinaria al ratón ampliada. © Facebook

Las reacciones no se hicieron esperar. Numerosos usuarios cuestionaron la decisión de llevar a un ratón de campo a un veterinario y, sobre todo, la petición de dinero para sufragar la intervención. Horas después, la propia protectora reconocía el aluvión de comentarios negativos recibidos.

Ante la repercusión alcanzada, el colectivo optó por eliminar la publicación original, aunque no sin antes responder con dureza a sus detractores: «Esto va por la gentuza que está escribiendo porque se ha salvado un ratoncito de campo; lo siento, estoy hasta el moño de esta gentuza».

Más allá de la anécdota, el caso volvía a poner sobre la mesa el debate sobre los límites del animalismo y nos recuerda que la reforma del Código Penal impulsada por el Gobierno amplía la consideración de maltrato animal a todos los vertebrados, no solo a los animales domésticos.

Síguenos en discover

Sobre el autor