El alano español, el perro de agarre nacional por antonomasia, pasó de ser un fiel aliado de los pastores y ganaderos a un compañero único a la hora de cazar. Pero también es un perro bravo: de ahí que, hace no demasiado tiempo, estuviera a punto de desaparecer, al ser sustituido para el cuidado de los rebaños y las cabañas por canes más dóciles.

Sin embargo, el alano parece vivir una segunda oportunidad con su repoblación y, como en tantas ocasiones, por la oportunidad que supone para un perro de sus características el noble arte de la caza. Además de ello, demuestra ser un fiel compañero de los cazadores hasta las últimas consecuencias.

Y si no que se lo pregunten al propietario de este alano, que se hizo el muerto durante una jornada cinegética para ver qué hacía su can. La reacción de este, grabada en vídeo, acumula ya más de 100.000 reproducciones en Facebook. El perro hace ademán de intentar reanimar al hombre, se echa encima de él e incluso se tumba al lado de su cabeza para llamar la atención. Un signo y seña de fidelidad hacia él que ha copado de reacciones la publicación, dada a conocer por Alanos De Amarón.

No en vano, nuestro compañero Juan Ignacio Contreras recogió en un artículo reciente las grandes virtudes de esta raza como son su legendaria nobleza, bravura y la capacidad de trabajar en equipo con otros perros a los que, en muchas ocasiones, les salva la vida en los agarres al acudir rápidamente a las ladras e inmovilizar la pieza hasta la llegada del perrero.

La perra de este ‘cazador coraje’ enferma, pierde la movilidad y le piden que la sacrifique, pero él hace esto

El cazador jiennense Manuel Vilches, natural de la localidad de Andújar, contactó el pasado año con Jara y Sedal para dar a conocer una de esas historias de superación que emocionan a cazadores y no cazadores. Todo comenzó cuando los veterinarios dieron prácticamente por muerta a su perra Jara –de tres años– después de que desarrollase una grave infección post-parto que la dejó tetrapléjica temporalmente y puso en riesgo su vida. Lejos de sacrificarla, como le recomendaron, el cazador y la propia perra comenzaron a luchar por salvar su vida.