Del ganado a la caza gracias a su agarre, capaz de hacer presa en las orejas o en el morro sin llegar a desgarrar. El alano español, el perro de agarre nacional por antonomasia, pasó de ser un fiel aliado de los pastores y ganaderos a un compañero único a la hora de cazar. Pero también es un perro bravo: de ahí que, hace no demasiado tiempo, estuviera a punto de desaparecer, al ser sustituido para el cuidado de los rebaños y las cabañas por canes más dóciles.
Sin embargo, el alano parece vivir una segunda oportunidad con su repoblación y, como en tantas ocasiones, por la oportunidad que supone para un perro de sus características el noble arte de la caza.
¿Cuáles son sus principales características? ¿Cómo se lidia con un perro con fama de fiero? ¿Hay que mejorar su mordida? ¿Cuáles son sus defectos? Vamos a verlo.
La mordida del alano español
El alano posee unos maxilares bien desarrollados y una dentadura fuerte y sana. Los incisivos deben ser grandes y estar bien alineados y los caninos, cortos y anchos, muy distanciados entre sí. La mordida ideal es en tijera invertida (los incisivos superiores por su cara externa entran en contacto con los incisivos inferiores por su cara interna), aunque se admite un ligero prognatismo. Desde muy cachorros manifiestan, en los juegos con sus hermanos, un innato instinto de agarre en la zona de las orejas y la cara.
En un agarre deben mostrar mucha firmeza y tesón, no soltar la presa y morder siempre de forma selectiva en la zona de la cabeza (orejas, morro, quijada) del animal.
Por otro lado es un perro silencioso, nunca ladra cuando va en persecución de la res, pues su intención es llegar al cuerpo a cuerpo para poder pararla.
Agilidad
El alano español es un perro muy veloz y resistente, de movimientos cadenciosos muy similares a los de los grandes felinos. Es también muy curioso ver cómo utilizan las manos y los escorzos que hacen en el aire, como si fueran gatos enormes, cuando juegan con sus compañeros.
El trote es amplio y largo, el galope es rápido y elástico con grandes extensiones y flexiones del tronco. Está dotado de una gran agilidad y velocidad de movimientos, lo que hace que haga presa con relativa facilidad.
Valentía
El temperamento del alano viene dado por su funcionalidad y por el medio en el que se ha criado y ha desarrollado su trabajo durante siglos en compañía de hombres duros con una forma de vivir que solo entendía de utilidad.
Por ello, el comportamiento de estos perros es propio de una raza en la que sólo sobrevivían los más fuertes y mejor preparados para responder al duro trabajo que exigían sus dueños. Se trata de un perro de presa que, al ver al jabalí, tiene que ir por derecho, con nobleza, nunca agarrar en los cuartos traseros ni buscar ventaja de cobarde.
Sociabilidad con el resto de la rehala
En el desarrollo de sus funciones, el alano español siempre ha trabajado en equipo con otros perros adultos de su mismo sexo y raza, o de otras (villanos, podencos, perros de rastro o mastines). Se trata, por tanto, de un moloso gregario y sociable capaz de hermanarse con otros perros con los que convive.
Le gustan los juegos muy fuertes, con agarres y apresamientos que otras razas no llegan a entender muy bien, pero que nunca pasan a mayores. En la edad adulta, a partir de los tres o cuatro años, se hacen más serios, pero jamás agresivos ni pendencieros.
Su principal virtud…
Sin duda, su legendaria nobleza, bravura y la capacidad de trabajar en equipo con otros perros a los que, en muchas ocasiones, les salva la vida en los agarres al acudir rápidamente a las ladras e inmovilizar la pieza hasta la llegada del perrero.
…y principal defecto
Si el alano muestra agresividad hacia las personas al llegar a un agarre o se engancha con otros perros y no a la res, debe de ser apartado inmediatamente de la rehala y descartado para la cría.
En el caso de que haya tenido descendientes, también deben ser apartados aunque no presenten los mismos defectos del padre, ya que en sus descendientes sí se podrían reproducir, y el tesoro de la nobleza y el extraordinario temperamento del alano es algo que se debe conservar.
Utilidad
Es un buen can no sólo para la caza y el agarre de ganado, sino que también es un buen compañero para las personas que realicen alguna actividad física relacionada con el campo y les gusten los perros con carácter.
El precio
Varía: establezcámoslo en entre 800 y 1.000 euros, según los padres. Ojo: el intrusismo con estos perros abunda, pues algunos se encargar de mezclar varias razas para conseguir algo parecido al alano español y, después, venderlo como tal a quienes no entienden demasiado de razas.
Un poco de historia del alano español
Aunque asentado en la Península Ibérica desde hace siglos y eminentemente español, el nombre del propio perro ya delata su origen. Existen referencias sobre él desde el siglo XIV y, probablemente, descienda de los perros de presa traídos por uno de los pueblos bárbaros que invadió la Península tras la caída del Imperio Romano.
Durante la conquista de América acompañó a lo ejércitos españoles ayudando a los soldados a controlar a los indígenas. Fue muy célebre Becerrillo, un alano muy valorado entre los soldados por su ferocidad y entrega en el campo de batalla. En segundo lugar, era de gran utilidad para dar caza a los fugitivos que intentaban huir, puesto que el perro era capaz de apresar y arrastrar a los nativos con suavidad hasta la posición de los soldados sin ocasionarle daños.
Cuentan las crónicas que en una ocasión Becerrillo fue soltado y azuzado por los soldados para que matase a una anciana. Para sorpresa de todos, cuando el can estaba a punto de abalanzarse sobre su ella, ésta se arrodilló y le pidió clemencia, pues iba a entregar una carta a los cristianos. Becerrillo se detuvo y contempló a la aterrorizada mujer antes de olfatearla y lamerla.
Gracias a sus cualidades, Becerrillo recibía doble ración de comida y un sueldo equivalente al de un ballestero. Puedes conocer más detalles de esta parte de la historia en este documental.
El alano en nuestra historia reciente
Durante el siglo XIX alcanza su esplendor y popularidad como perro de agarre para la caza mayor y ganado, por lo que su raza será la predilecta para muchas personas, incluidos ilustres personajes de la vida pública española, hasta tal punto que elogiaron sus virtudes en escritos y pinturas y esculturas.
Tras su declive en el siglo XX, algunos criadores se esmeraron en su cuidado y vuelta al olimpo de los perros de caza. Eso sí: a pesar de su repoblación, no se puede bajar la guardia porque todavía podría estar en peligro de desaparición.
Mi experiencia personal con los alanos
Hay una zona de paso muy buena, tanto para el corzo como para el lobo, que suelo frecuentar: la collada de los Muertos, que linda con uno de los montes más famosos de León –Pardominos–, en el término municipal de Corniero. Como en otras ocasiones, y rodeado de amigos, en aquella zona el silencio era total… hasta que escuché, en la lejanía, el ladrar de unos perros, que ubiqué aproximadamente en el propio pueblo de Corniero. Me extrañó: ¿una rehala?
Después del rececho, me acerqué a casa de Paco, un paisano de 80 años que aparenta 60 y que me enseñó el coto para desvelarme los rincones más querenciosos para los recechos. Mi pregunta no se hizo esperar: «¿Hay una rehala en el pueblo, Paco?». «Hombre, tanto como una rehala, no; los perros que has oído son los de mi hijo Paquito, que tiene las perreras detrás de la casa», me respondió.
La curiosidad me pudo y accedí gustoso a la invitación que me hicieron padre e hijo de visitar las perreras. La sorpresa fue muy agradable porque aquellos animales eran alanos españoles: en muy pocas ocasiones me he topado con este ejemplar, y me sorprendió gratamente su comportamiento.
De Euskadi a León
Paco García Escanciano, el hijo de Paco, tiene 20 años, y empezó con estos perros en el País Vasco, donde tenía muchos amigos ganaderos que empleaban esta raza: un pequeño reducto en una zona de ganado semibravo donde, para poder coger a las vacas, era el perro ideal.
Su cualidad de realizar el agarre en las orejas o el morro sin desgarrar no pasó desapercibida a los cazadores, que también comenzaron a utilizarlo allí para rehalas y rondas nocturnas, la modalidad con la que Paco se ‘enganchó’ definitivamente a esta raza. Finalmente, se trajo varios de estos pueblos a Corniero.
Sinceramente, su aspecto es verdaderamente fiero y, cuando me vi en la perrera rodeado por varios de ellos, no estaba demasiado tranquilo, hasta que Paco me dijo que no me preocupase, pues el alano es un animal muy noble, aunque no es óbice para que sea fundamental saber seleccionar los ejemplares que son buenos para la caza.
Allí, en aquellas perreras, comprendí la necesidad de dar una nueva oportunidad a un perro que, aunque sigue adelante con el esfuerzo de gente como Paco en la caza, aún necesita un impulso definitivo para que podamos asegurar su continuidad en el tiempo.