El conflicto por las fiestas rave no autorizadas vuelve a ocupar titulares en Francia. En las últimas horas, nuevas imágenes difundidas en redes sociales —entre ellas un vídeo del canal Hispanmedia— han reactivado el interés público por el incidente ocurrido en La Canourgue, en el departamento de Lozère, donde un grupo de jóvenes ocupó terrenos agrícolas para montar una celebración clandestina. La viralización del nuevo material ha devuelto al primer plano un episodio que no dejó a nadie indiferente.
Según se observa en el vídeo, varios tractores acceden a la zona donde se había instalado la macrofiesta. Maniobran con rapidez, y avanzan entre vehículos estacionados, una escena que coincide con los testimonios recopilados por la prensa local en su momento. Los propietarios de las parcelas trataban de forzar la salida de los asistentes después de que estos se negaran a abandonar el lugar.
Aquel fin de semana, la llegada de jóvenes en furgonetas y coches cargados de equipos de sonido generó un profundo malestar entre los agricultores. No era la primera vez que ocurría en la zona y, según explicaron más tarde, el cansancio acumulado por estos episodios fue determinante en su reacción. El vídeo difundido ahora muestra precisamente ese instante en el que la negociación se da por imposible y los agricultores optan por intervenir con sus propios medios.
Un enfrentamiento que obligó a actuar a la gendarmería
Las imágenes compartidas en redes recuerdan que el punto más tenso del incidente se produjo cuando una furgoneta de los asistentes acabó volcada tras el empuje de uno de los tractores. Ese momento desencadenó un intento de agresión por parte de varios jóvenes, que trataron de subirse a las cabinas de los vehículos agrícolas. La gendarmería llegó poco después para frenar un enfrentamiento que podía haber ido a más.
En su día, el presidente de los Jóvenes Agricultores de Lozère, Hervé Bourdon, respaldó la actuación de las autoridades y denunció públicamente el desgaste que estos eventos generan en el medio rural. «La permisividad institucional ha alimentado un fenómeno que pone en riesgo la seguridad y la actividad agrícola», afirmó, subrayando la sensación de indefensión que comparten muchos propietarios ante la ocupación de sus terrenos.
Un fenómeno que también se ha vivido en España
El caso de Lozère no es aislado. En España, una macrofiesta ilegal celebrada junto al aeropuerto de Ciudad Real reunió a más de 5.000 personas durante seis días el pasado invierno. La intervención de Policía Nacional y Guardia Civil terminó con diez detenidos y decenas de denuncias por consumo de drogas, desobediencia y posesión de armas blancas. Igual que en Francia, los propietarios de fincas colindantes denunciaron daños y molestias durante casi una semana.
La reaparición del vídeo de Lozère ha reavivado el debate sobre los límites de estas celebraciones no autorizadas y sobre el papel que deben jugar las administraciones para evitar que los agricultores vuelvan a afrontar situaciones similares por su cuenta.








