Un agricultor ha mostrado en sus redes sociales el extraño cohete que ha encontrado cunado trabajaba en sus tierras. Ha aprovechado la ocasión para pedir ayuda y trata de averiguar de qué se trata exactamente.
Tal y como nos muestran las imágenes que vamos a ver a continuación, a los pies de este agricultor hay una especie de cohete que, al menos a primera vista, resulta muy difícil de concretar de qué artilugio se trata o cuál es su procedencia. Es lo que ha tratado de trasmitir Fernando García y, por esa razón, ha decidido compartir las imágenes con sus seguidores en su canal de TikTok (@fernandogarciado5) y ver si consiguen sacarle de dudas.
Un «cohete sospechoso» en sus tierras
«Mirad lo que me he encontrado, un cohete», ha empezado contando el agricultor. «¿Será una bomba o qué será? Una bomba no, porque esto pintado no es de tantos años, y esto es de aluminio», ha ido teorizando mientras señalaba distintas partes del objeto.
De la misma manera, Fernando ha continuado enseñando cada detalle del «cohete sospechoso», como él mismo ha definido en el texto que acompaña al vídeo. «A ver si alguien ha visto alguno igual y me dice de qué es», ha pedido dirigiéndose a sus seguidores.
Si echamos un vistazo a los comentarios que han dejado al respecto cerca de 200 usuarios de esta red social, la mayor parte de ellos asegura que se trata de un cohete antrigranizo, también conocido como cañón antigranizo.
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¿Cómo funciona un cohete antigranizo?
Un cohete antigranizo es un dispositivo diseñado para prevenir la formación de granizo en las nubes, protegiendo así los cultivos de los daños que pueden causar las tormentas. Estos cohetes contienen una carga química, generalmente ioduro de plata o ácido clorosulfónico, que se libera en el núcleo de la nube cuando el cohete explota. La liberación de estas sustancias químicas provoca una reacción que inhibe la formación de granizo, haciendo que las partículas de hielo se conviertan en lluvia o en granizo de menor tamaño y menos dañino.
El cohete antigranizo se lanza desde el suelo hacia las nubes que presentan condiciones propicias para la formación de granizo. Una vez que el cohete alcanza la altitud adecuada, detona y dispersa la carga química en el núcleo de la nube. Este proceso, conocido como siembra de nubes, altera la microfísica de estas, impidiendo que las partículas de hielo crezcan lo suficiente como para convertirse en granizo dañino.
Aunque este trabajador del campo lo desconocía, principalmente estos cohetes son utilizados por agricultores y viticultores que buscan proteger sus cultivos de los daños causados por las citadas tormentas, si bien también son empleados por compañías de seguros y gobiernos locales en regiones propensas al granizo para minimizar los daños y las pérdidas económicas. No obstante, su adquisición y uso y requiere de la autorización del Ministerio de Industria, de la confederación hidrográfica correspondiente a la zona donde se va a utilizar y de la Subdelegación del Gobierno de turno.
¿Cuándo se inventaron? ¿Son efectivos?
El concepto de la siembra de nubes y el uso de cohetes antigranizo se desarrolló a mediados del siglo XX. La tecnología ha evolucionado desde entonces, con supuestas mejoras en la precisión y la efectividad de estos artefactos. Países como Argentina, España, Italia y China siguen utilizando esta tecnología para proteger sus cultivos aunque su eficiencia está más que en duda. «No sirven para nada», aseguró de forma contundente Jonathan Gómez Cantero, el hombre del tiempo en CMM Media y geógrafo-climatólogo experto en riesgos naturales, en declaraciones a la Tribuna de Ciudad Real.
Durante años el uso de cohetes antigranizo ha sido objeto de controversia debido a preocupaciones ambientales y de seguridad que generan. Lo cierto es que manipular este tipo de artilugios, como ha hecho el agricultor del que hablamos, podría ser altamente peligroso. Esto se debe a que disponen de una carga explosiva muy inestable en el caso de que se lleve a cabo una manipulación incorrecta, fruto del desconocimiento, y, por lo tanto, sus consecuencias podrían ser realmente graves.