El campo andaluz vuelve a convertirse en protagonista gracias a una de las ideas más inesperadas de Fernando Giraldo, más conocido en redes sociales como Tomy Rohde. Este agricultor cordobés revolucionó a sus seguidores con un anuncio que mezcla ironía, compromiso agrario y marketing rural: un sorteo en el que la recompensa no era dinero ni tecnología, sino aceite de oliva virgen extra para toda la vida.

El tono humorístico con el que Rohde lanzó su propuesta fue tan peculiar como siempre: «Bueno, iba a hacerlo esta tarde, pero como estaré en el bar pues lo hago ya». Desde ese momento, la publicación se convirtió en tendencia y atrajo a miles de usuarios que no dudaron en participar con entusiasmo.

Aceite gratis de por vida… pero con esfuerzo

El sorteo no es un simple regalo. La condición para hacerse con el premio es acompañar a Tomy a plantar diez hectáreas de olivos. «Como la gente famosa del internet, que regala cosas pero lo grande. Sorteo venir conmigo a plantar 10 hectáreas de olivos y aceite para esa persona de por vida», explicaba el agricultor, dejando claro que no se trata solo de recibir, sino de comprometerse con el trabajo en el campo.

El mensaje en X del agricultor. © X

El requisito para entrar en el concurso es comentar en la publicación con el hashtag #SorteodelTomy. La respuesta fue masiva y desató una avalancha de mensajes que oscilan entre la broma y la admiración. «Me fliparía tanto, que renunciaba al premio», comentaba un usuario. Otro ironizaba: «Un sorteo para ir a currar una jartada, pero con el mejor premio del mundo».

Más que un influencer rural

Lejos de ser un creador de contenido convencional, Rohde se ha ganado su lugar como voz crítica del campo. Con su estilo irreverente, ha denunciado en varias ocasiones las dificultades que atraviesan los agricultores por culpa de lo que llama «las normativas inflexibles». Paralelamente, comercializa su propio producto, el ‘Aceite de Tom’, en envases artesanales que refuerzan su conexión con la tradición olivarera.

El vídeo que acompañaba el anuncio del sorteo mostraba precisamente una de sus garrafas. «Aquí les dejo vídeo del aceite en cuestión de por vida para quien le toque», decía mientras sostenía orgulloso su producto estrella. Su propuesta, aunque planteada con humor, se interpreta también como un recordatorio del valor del olivar tradicional frente a las amenazas de la urbanización o la instalación masiva de plantas solares en tierras agrícolas.

El trasfondo de una iniciativa viral

La idea de regalar aceite a cambio de esfuerzo ha terminado por visibilizar un problema de fondo: la lucha de los agricultores por mantener vivos sus cultivos y su forma de vida. En un contexto de abandono del campo y presión de nuevos usos del suelo, que un agricultor recurra al humor para viralizar su realidad se convierte en un acto de reivindicación cultural.

«Y si se hace viral, pues lo grabamos y me llevo hasta a mi Paco si hace falta. Y que si no se hace pues también», concluía Tom en un segundo mensaje. Lo cierto es que lo consiguió. Su propuesta ha cruzado las fronteras del humor para recordar que detrás de cada garrafa de aceite hay un trabajo y un modo de vida que merece reconocimiento.

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