Ésa es la principal conclusión que se desprende de los últimos informes científicos elaborados por prestigiosas universidades internacionales y organismos científicos de reconocida solvencia, en los que se apoyan las posiciones conservacionistas de la biodiversidad con mayor rigor académico.
“La caza de trofeos puede ser una importante herramienta de conservación, siempre que se haga de una manera controlada en beneficio de la conservación de la biodiversidad y la población local”. Así de contundente se muestra un artículo publicado por expertos de las Universidades de Cambridge, Adelaida y Helsinki que concluye que “la prohibición de la caza de trofeos haría más daño que bien en los países africanos que tienen poco dinero para invertir en iniciativas de conservación”. Tanto es así que llega a afirmar que “la prohibición podría llegar a ser peor para la conservación de las especies”.
Y es que en opinión de los dictámenes referidos, además de su valor cultural e integrador, la caza es más rentable económicamente y tiene menos impacto para el medio que el ecoturismo. En este sentido, las investigaciones señalan que la mayoría de los animales cazados en África subsahariana son las especies más comunes y menos valiosas.
En cuanto a la generación de fondos económicos, defiende la necesidad de que se compatibilicen la caza y el turismo como herramientas para financiar proyectos de conservación. Y avisa: Si esto no se hace, muchos de estos hábitats naturales acabarían convertidos en zonas agrícolas o de pastoreo, más rentables para la población local. La consecuencia sería la pérdida de biodiversidad.
En la misma línea se ha pronunciado un equipo de investigadores de la Universidad de Kent, que ha afirmado que los cazadores juegan un importante papel en la conservación de los leones.
El Instituto Durrell de Conservación y Ecología (DICE), perteneciente a esta universidad, concluye que la actividad cinegética es beneficiosa para la especie, pero sólo cuando a las empresas de caza se les otorgan derechos de gestión de la tierra a largo plazo.
La investigación también hizo un llamamiento a cambiar el sistema de tasas de caza en Tanzania. Nigel Leader-Williams explicó que, en la actualidad, el gobierno vende los permisos de caza en bloque y a bajo precio, que se incrementa mediante cuotas y tasas de abate altas por cada trofeo, lo que anima a quienes sólo se les asignan zonas de caza a corto plazo a abatir a más leones, a expensas de la sostenibilidad y los beneficios a largo plazo.
El aumento de las precios de los permisos de caza en bloque, la reducción de las tasas de abate y la reducción de las cuotas de caza podría generar los mismos ingresos, al tiempo que reduciría la tentación de los arrendatarios de cazar de forma rápida un gran número de leones.
Como se observa, es acaso una controversia sobre la gestión, pero no una cuestión sobre la caza, la cual se considera irrenunciable para mantener una buena salud en el número y población de leones.
Por su parte, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), la mayor y más importante Agencia de Medioambiente del Mundo y sin duda la más seria y objetiva de todas, ha publicado en 2016 un informe sobre la caza internacional legal de trofeos que defiende esta práctica como herramienta de conservación y protección a la naturaleza, con casos y ejemplos claros y reales en África, Asia y América, donde especies amenazadas están aumentando sus poblaciones desde que se controla y regula su caza legal. El informe, además, refleja cómo esta actividad legal aporta ingresos a sus países y comunidades.
Todo ello sin contar, como afirma el director de la ONC Conservación y Desarrollo Rural: “el flujo e intercambio de riqueza cultural y material que se desarrolla entre los cazadores y los habitantes de los pueblos donde cazan”. “La caza es, a día de hoy, la actividad más respetuosa e integradora que existe”.
Efectivamente, si hablamos de los propios países, expertos y representantes de diversos gobiernos africanos han declarado la actividad cinegética en África como herramienta imprescindible tanto para sostener las economías como para garantizar la conservación de los ecosistemas y de las especies salvajes que actualmente hay en ese continente. Así lo han argumentado en la jornada ‘Vida salvaje, ¿utilizarla o perderla?’ celebrada en Bruselas, en el Parlamento Europeo.
Los diferentes ponentes coincidieron en que el uso sostenible de la vida silvestre debe ser considerado como una herramienta para la conservación, el desarrollo económico y una política de lucha contra la caza furtiva, reconociendo plenamente el papel de las comunidades locales y el mercado internacional. “Puede parecer contradictorio para muchos de nosotros, pero la caza bien regulada permite una mejor gestión de la vida silvestre.
Cuando la caza de trofeos contribuye a la conservación y contrarresta eficazmente la delincuencia sobre la vida silvestre, los responsables políticos tienen la obligación de sostenerla de manera irrenunciable, entre otras opciones políticas disponibles”, señalaron.
Por último, hace apenas unos meses en España el Congreso de los Diputados se pronunció de forma rotunda a favor de la caza con la aprobación de un texto presentado por el PP y que fue apoyado también por PSOE y Ciudadanos.
El texto respaldado por el Congreso señala que la caza es “un subsector económico relevante” por su “capacidad para generar renta y empleo” y -lo más importante- afirma que la actividad cinegética es “un instrumento de gestión fundamental para la conservación tanto de especies de fauna como de espacios naturales”.
Entre las medidas concretas que plantea esta propuesta están:
◦ Potenciar la licencia interautonómica de caza
◦ Creación de espacios de encuentro entre el Estado y el sector cinegético (se habló de constituir antes de 6 meses el Consejo Nacional de Caza)
◦ Creación de un banco genético para preservar especies cinegéticas
Creación de un registro nacional de infractores en materia cinegética.
Así lo reafirmó el Secretario General de Agricultura, la pasada semana, en el acto de entrega de los premios de la Junta Nacional de Homologación.
Pulse aquí para ver la publicación del estudio de la Universidad de Cambridge.
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