Abatir un gran jabalí es es el sueño con el que inicias cada temporada y el juramento que proclamas a los cuatro vientos cuando se cierra la veda. Evidentemente no es algo sencillo, pero siguiendo estos consejos podrás estar más cerca de conseguirlo. Te mostramos cinco formas diferentes de conseguirlo.

1-. En rececho

Pocas cosas hay más excitantes que divisar una bola negra solitaria en mitad de una siembra o escuchar su ronco bufido a tu espalda en una asomada. Seguir sus pasos en el monte antes de que la noche lo envuelva todo con su manto es un reto que pocos se atreven a enfrentar.

Normalmente el jabalí sólo se puede abatir en aguardo. Son pocos los que intentan su caza a rececho, ya que localizarlo a plena luz del día es algo poco probable… y casi una quimera en otoño: con la caída de la bellota estos animales disponen de suficiente alimento como para no tener que asaltar las campas o los campos recién sembrados ni verse en la necesidad de recurrir a nuestro aporte de comida extra, por lo que ni siquiera se acercarán a los comederos.

En este escenario sólo nos resta intentar su caza a rececho durante las fechas hábiles de la temporada… y antes de que caiga la noche. Para colmo, en otoño los días comienzan a ser cada vez más y más cortos, por lo que resulta más complicado sorprender a un jabalí a plena luz. Son siempre lances que se juegan a la velocidad de un rayo, así que en estos casos es preferible optar por el rifle.

Carlos Vignau examinando el rascadero de un gran jabalí. /Ángel Vidal
Carlos Vignau examinando el rascadero de un gran jabalí. /Ángel Vidal

El arco lo dejaremos para las esperas o los recechos de verano, cuando los días disfrutan de más horas de luz y los cochinos no se aguantan, dejándose ver con más facilidad al atardecer. Además, se suelen sentir más cómodos con las siembras altas. Por último, un consejo: uno de los factores que suele mover a la caza son los cambios de tiempo. Los animales los notan y tienden a adelantarse a ellos, así que aprovecha estos días para estar en el campo.

A la hora de intuir dónde pueden estar encamados hay que tener en cuenta una circunstancia: que los días hábiles para su caza al salto y para la menor suelen coincidir. Si se sienten molestados o acosados por el trabajo de los perros se desplazarán a un lugar en el que no estarán igual de cómodos, y es fácil que, por seguridad, no se muevan hasta que se haga de noche. Toca averiguar dónde están comiendo, y para eso será necesario darse un buen paseo y ver qué zonas están levantadas y qué veredas más marcadas.

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2-. De espera

Esta táctica suele dar muy buenos resultados si el cazador es avispado y sabe identificar los senderos que habitualmente recorren los jabalíes. No olvidemos que son, como casi todas las especies, animales de costumbres, y que mientras no haya un motivo de peso para que aborrezcan la querencia seguirán recorriendo los mismos itinerarios que les han permitido mantener la pelliza puesta hasta ahora.

Se trata de senderos que son perfectamente visibles y a menudo aparecen jalonados de rascaderos en los que se puede constatar la alzada del animal y las colmilladas en el tronco que delatan las defensas del macho visitante. Estos pasos pueden tener como destino la comida, el baño, el encame…

Pedro Ampuero con un gran jabalí cazado en espera.

Uno puede fiarse de su intuición para adivinar el horario basándose precisamente en el destino de la senda o también se puede recurrir a las consabidas cámaras trampa que nos informarán, con dos o tres noches de muestreo, sobre qué está transitando por esa vereda y a qué hora. No podemos andorrear por el monte aireando y viciando las querencias a cualquier hora; ha de ser de mañana, y mucho cuidado no vaya a ser que siguiendo el camino levantemos al macho de su encame y la operación se nos vaya al traste.

Elegiremos un puesto con el disparo lo más despejado de maleza posible para poder verlo cuando aparezca, evitando los traicioneros revoques de aire de los hondos y oscuros barrancos. Hemos de estar prontos para el disparo y con el oído avizor, pues si el sendero está limpio y el animal no troncha ramas o es un día ventoso, el caminante puede aparecer tan súbitamente que no tengamos tiempo de reacción. 

Hay quien asegura que los grandes jabalíes se cazan en esos senderos, cuando están confiados de vuelta a sus encames, al amanecer, molidos tras una noche de trasiego y con el gorro de dormir. He abatido varios en este momento del día en las salidas de los cultivos hacia el monte, no en una trocha concreta. Lo cierto es que no se percataron en absoluto, como si no esperasen visita a esas horas.

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3-. Vete de montería

Puede que esta temporada la suerte te coloque en alguna traviesa cochinera, pero… ¿sabes cómo debes actuar en este tipo de posturas? Si el cochino es grande tendrás milésimas de segundo para cerrar el lance con éxito. No te va a dar más oportunidades y tienes que aprovecharla.

Lo primero, como siempre, la seguridad. Si no estás solo en el cortafuegos deberás marcar tu posición con los puestos aledaños. Asegúrate de permanecer exactamente en el lugar donde está señalada la tablilla. Traza una línea recta imaginaria con la posturas de tus flancos para que quede claro cuál es tu tiradero. Es fundamental que permanezcas pegado a la linde del monte y nunca mejores tu posición, es muy peligroso.

Gran jabalí cazado en montería. /Israel Hernández

La frase «si se tiene que ir, que se vaya» cobra su mayor sentido en los cortaderos. El lance es rápido, normalmente con el hándicap de la cercanía de puestos vecinos, y has de tomar la decisión de disparar en décimas de segundo. Si sientes el cochino en el monte, prepárate. Trata de intuir el lugar de salida y espera con la guardia baja a que rompa por lo limpio. Deja que avance y no dispares hasta que haya superado la mitad del cortadero. Así evitarás cualquier susto.

En este tipo de posturas siempre se les espera del lado por el que va la mano de la rehala. Es decir, lo lógico es que los cochinos rompan desde tu lado del monte y crucen el cortadero, pero puede ocurrir que alguno trate de escapar dando la vuelta a los perros y aparezca por el lado contrario. Si esto ocurre tienes dos opciones: dejarlo pasar y no disparar o hacerlo nada más asomar la jeta.

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4-. Cázalo al salto

Basta con formar una cuadrilla de varios socios para salir en busca del gran jabalí que se queda encamado en zonas de monte denso: una buena fórmula para disfrutar de un buen lance, encontrar un buen macareno y controlar su expansión y los daños que provoca a las especies de menor, la agricultura y la ganadería.

Hay una serie de cuestiones a tener en cuenta si queremos abatir algún que otro jabalí en mano… ¿o mejor una batida o ganchito? Si hay cochinos en abundancia o la mancha es muy extensa, lo mejor es decantarnos por estas últimas formas de darle caza. Sin embargo, si su densidad no es muy elevada hemos de tener en cuenta que son modalidades mucho más costosas y el resultado será finalmente pobre, con lo que nos puede salir el guarro a precio de oro. 

Javier Morán junto al gran jabalí que cazó al salto en Ciudad Rodrigo. / Javier Morán
Javier Morán junto al gran jabalí que cazó al salto en Salamanca. / Javier Morán

Aunque generalmente es algo que dependerá del terreno y la vegetación, para intentar su caza en mano debemos prepararla en forma de V. Los cazadores del extremo irán más adelantados, bordeando la mancha de monte o zona de refugio, y los del centro más retrasados, directos hacia donde podrían estar los encames. Los primeros normalmente caminarán sin perros y con el mayor de los sigilos, adelantándose para colocarse en posiciones de tiro dominantes cubriendo así las zonas de posible huida, esperando que el jabalí rompa por detrás y se dirija hacia ellos.

Los del centro llevarán los perros e irán arrojando piedras sobre cualquier lentisco o matorral susceptible de albergar marranos encamados. Cualquier perro que esté bien enseñado podría valer. Podemos cazar con tres podencos andaluces, dos medianos de pelo corto y uno maneto, que levanten muy bien la caza mayor y la persigan latiendo, pero, por el contrario, ignoren por completo a ovejas, vacas, y cabras. 

5-. Vuela a Europa

Cazar fuera de nuestras fronteras es otra de las opciones si lo que quieres es encontrarte con los colmillos soñados. Es una forma perfecta para vivir nuevas experiencias y formas de caza diferentes a las practicadas en España. Bulgaria, Rumania o Turquía son destinos ideales para cazar en batida. Allí las maneras son diferentes. Suelen darse pequeños ganchos, varios al día y con pocos puestos.

La línea de batidores avanza despacio y a voces empujando a las piaras hacia las escopetas. Los perros allí suelen brillar por su ausencia y los grandes cochinos aprovecharán los primeros instantes de los ganchos para tratar de escaparse de la mancha. El cazador debe llegar al puesto con los cinco sentidos completamente activos pues en cualquier momento puede vislumbrar el lomo de un cochino entre la arboleda clásica de la Europa del Este. Si por algo son conocidos los jabalíes de estas latitudes es por el tamaño de su cuerpo y, por ende, de sus defensas.

Ten cuidado si te entra una pelota. Deberás asegurarte de que disparas sobre un macho: los errores en estos países no están bien vistos y, además, suelen acarrear una penalización económica. Si estás pensando en viajar fuera has de saber que son muchas las orgánicas españolas que ofrecen paquetes muy competitivos. Por 2.000 euros puedes vivir unos días de caza inolvidables.

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