El pasado fin de semana tuvo lugar un incidente que ha provocado un importante revuelo mediático. Un ciclista de Alicante denunciaba en sus redes sociales haber sido testigo de cómo otro compañero aficionado a la bicicleta había recibido una perdigonada de un cazador que, según él, lo había «confundido con un conejo». La noticia no tardó en correr como la pólvora y ayer, multitud de medios nacionales ávidos de un titular sensacionalista, destacaron esa supuesta confusión en sus titulares junto a la imagen de la espalda del ciclista repleta de perdigonazos. Este usuario además aprovechaba para criticar a los cazadores asegurando que: «en época de caza se creen que todo el monte es suyo y que los senderistas, corredores y ciclistas tienen el acceso prohibido». Aún así, este testigo reconocía que habían sido los propios cazadores los que habían llamado al 112 y se encontraban auxiliando al herido.
No hace falta ser cazador para darse cuenta que confundir a un conejo con una persona montada en una bicicleta es casi imposible. Aún así, la versión del ciclista primó en los titulares, en los que ningún medio contrastó la versión del autor del disparo con la de ese testigo. Jara y Sedal ha logrado contactar con el cazador, un chico joven que es miembro de la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana y que contaba «con todas las licencias y permisos en regla». Además, se encontraba cazando en una zona habilitada para ello. Él, que prefiere mantenerse en el anonimato, recuerda que el bulo de la confusión con el conejo «surgió de uno de los policías que acudió al suceso, que en tono de broma preguntó ¿lo habéis confundido con un conejo?».
El ciclista circularía por una senda no permitida
Tal y como el propio testigo indicaba ayer, el ciclista: «circulaba por un sendero», fuera del camino, algo que no está permitido. Esta versión es la misma que mantiene el cazador, que confirma que «iba por una vereda, abierta por el agua y por los animales, por donde no puede circular». Por su parte, el cazador sí estaba habilitado para cazar allí, respetando todas las normas. Por este motivo, a pesar del ruido mediático, se encuentra «tranquilo». «Yo estaba donde debía con todos los papeles en regla. Fue un accidente que se produjo porque él estaba donde no debía», matiza.
Según la versión del cazador, el ciclista pasó la citada vereda, situada a su espalda, sin hacer ruido «por eso no lo vi. Además, con el ruido de los cascabeles de los perros tampoco pude escuchar nada». La fatalidad quiso que en ese preciso momento se arrancara un conejo, el caldo de cultivo perfecto para el accidente. «Disparé al conejo con la mala suerte de que en ese momento se cruzó».
Un accidente que no se habría producido si el ciclista no se hubiese internado en una zona no permitida, nos recuerda el cazador: «Se piensan que pueden meterse por mitad del monte con la bicicleta y no es así». En la misma dirección apunta Raúl Esteban Cano, presidente de la Federacion de Caza de la Comunidad Valencia: «Lo que no hay derecho es que esta gente circule por donde quiera en zonas donde no pueden hacerlo y que si pasa un accidente la culpa sea de los cazadores», declara a este medio Raúl Esteban Cano.
Hay que recordar que la legislación de la Comunidad Valenciana es muy clara con esto. El Decreto 8/2008, de 25 de enero, del Consell, por el que se regula la circulación de vehículos por los terrenos forestales de la Comunitat Valenciana. [2008/993], establece en su artículo 2 que «queda prohibida la circulación de todo tipo de vehículos campo a través, esto es, fuera de las pistas y sendas forestales».
Cazadores y ciclistas, una polémica de actualidad en los últimos días
Jara y Sedal ya hizo público la semana pasada un vídeo en el que se mostraba una escena similar, en la que un ciclista, que circulaba por mitad del monte a toda velocidad, se encontraba con un cazador al que daba un susto de muerte. Afortunadamente en este caso, no había ningún herido. Días después el medio diariodeltriatlon.es hacía pública una carta titulada «Los ciclistas no podemos encararnos con los cazadores alegando que podemos pasar por donde queramos porque es falso» en la que su autor explicaba que el uso de senderos no es legal y aconsejando cultivar el compañerismo con cazadores y agricultores durante sus rutas.