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11 consejos para adiestrar a tu perro de caza correctamente

Perro de caza. © Shutterstock

Por Víctor Esandi

Estudios en psicología canina y análisis del crecimiento, comportamiento y desarrollo de nuestros cachorros han determinado novedosas técnicas de educación y adiestramiento, demostrando que algunos planteamientos del pasado podrían ser negativos en su desarrollo como perros de caza.

En este artículo resumimos las nuevas pautas del adiestramiento del perro de caza. Si quieres adiestrarlo bien, tendrás que socializarlo correctamente, establecer una buena jerarquía, hacer un buen uso de silbato, correa y otras herramientas y desechar falsas creencias. Te lo contamos a fondo a continuación.

Socialízalo con el medio

Pasearlos por el campo y la ciudad les ayudará a equilibrar sus emociones y crear relaciones positivas. Un cachorro que vive en un canil, un huerto, una residencia o nuestro propio hogar y que sólo crece en ese entorno es como un niño que pasa su infancia en un pueblo de unos 100 habitantes y del que sus padres jamás le han sacado para conocer otro entorno, otras personas, otras formas de vivir.

Lo más normal es que cuando ese niño, ya de mayor, salga a conocer mundo todo le provocará temor, algo que puede llegar a marcar su personalidad, volviéndole tímido y retraído, y su vida a la hora de relacionarse.

Debemos ofrecer a nuestros cachorros el mayor número de experiencias sensoriales teniendo en cuenta, como siempre digo, que su aprendizaje e inteligencia solo es asociativa: es decir, aprende siempre a través de la experiencias. De nada nos sirve tratar de explicarle qué es lo que debe o no hacer, ya que no entiende nuestro lenguaje.

Debemos, en cambio, ofrecerles el mayor número de experiencias para facilitar su capacidad de adaptación a cualquier terreno y situación. Un claro ejemplo lo podemos encontrar en los perros de caza de becada, donde el terreno suele ser boscoso y lleno de leña, lo cual dificulta cualquier acción así como la visibilidad a largas distancias.

Ofrécele el mayor número de experiencias

Un cazador con su perro. © Israel Hernández

Un perro, incluso adulto y con experiencia en otras modalidades y otros terrenos que de repente queramos meter a cazar becadas, es muy posible que nos cueste mucho tiempo en adaptarle a este nuevo terreno y que cace a su máximo nivel, ya que la nueva situación, genere en el nuevas inseguridades que le impida tomar las necesarias distancias de búsqueda y la concentración necesaria en la búsqueda para que esta sea efectiva.

No es raro que muchos de estos perros los tengamos que descartar para esta modalidad por no haberlos socializado con este medio siendo cachorros. La conclusión: ofrecedles el mayor número de experiencias y en distintos escenarios. De esta forma tendréis compañeros con gran adaptabilidad y capacidad de resolución.

Deja que interactúe con los niños

Acariciar y jugar con nuestros cachorros, así como dejar a los niños que interactúen con ellos, les ayudará en su crecimiento y a construir una buena relación con nosotros. Está demostrado que una de las pautas que rigen y dirigen la vida de nuestros perros, sean de caza o no, es, en primer lugar, su carácter gregario, es decir, su forma de vida en manada, pudiendo llegar a adoptar casi cualquier especie como parte de su familia.

Un ejemplo es el de los mastines, a los que basta con introducir desde cachorros en el ganado para que directamente pase a ser su manada y, por lo tanto, defenderla a muerte ante cualquier agresión externa. Tanto nosotros como otros perros que tengamos y con los que convivamos pasaremos directamente a ser la manada de nuestros perros de caza, pudiendo darse sin ningún problema una manada de dos, es decir, mi perro y yo.

Establece una buena jerarquía

Crear con ellos una estrecha relación desde cachorros, alimentarlos, pasearlos, jugar, premiar y capitalizar aquellas acciones que nos gusten, así como castigar o ignorar las que no, servirán para establecer un perfecto vínculo y nos ayudarán de cara a la otra pauta que rige su vida: la jerarquía. En este concepto se basa su estructura social: un perro nace para ocupar un estatus dentro de la manada en la que debemos ocupar, sin lugar a dudas, el rango de líder.

Para ello no es necesario el castigo físico, aunque entre ellos sean frecuentes los enfrentamientos para reclamar su posición social. Alimentarlos, marcarles pautas, educarlos y, por último, adiestrarlos son acciones que nos concederán el estatus obligatorio que debemos ocupar si queremos que nos obedezca y, como coloquialmente se dice, cace para nosotros.

Prepara las ‘herramientas’

Enseñarles desde cachorros a andar de la correa y la flexi, utilizar los premios gustativos como reforzamientos positivos y manejar el silbato como método de entendimiento y comunicación nos permitirá establecer las primeras pautas de jerarquía necesaria en sus vidas.

En cuanto a la correa, enseñar a nuestros cachorros a caminar de ella es uno de los mejores ejercicios que obligatoriamente tenemos que realizar con nuestros compañeros.

Cuando hablamos de flexi nos referimos a una correa extensible que resulta ideal para educar perros de caza. Su uso es parecido al de una correa convencional, pero nos permite la ventaja de poder trabajar con ella a distintas distancias, incluso hasta los diez metros, y, además, ofrece a nuestro compañero una sensación de semilibertad muy positiva para su habituación a esta herramienta y manejo. Las mejores para el campo son las de cuerda, ya que, al contrario que las de cinta, apenas se enredan con la vegetación.

Haz un buen uso de la correa

Este cordón umbilical, que nos une a nuestro perro y por el cual le decimos cómo, a qué velocidad y hacia dónde tiene que ir, empezará a marcar en su vida la jerarquía necesaria para que acabe siendo un animal obediente y, como coloquialmente se dice, cace para nosotros.

Este simple ejercicio de control en cualquier situación también será la base futura para solucionar cualquier problema que nos pueda surgir, como una pobre muestra o un mal cobro, y los cimientos en las primeras fases del adiestramiento.

Sin embargo, no debemos descuidarnos: un mal uso de esta herramienta puede echar por tierra todo lo anterior. ¿Quién no ha tenido, tiene o conoce al típico perro que, al ponerle la correa, tira de ella llegando a arrastrarnos hacia donde el quiere? Entonces nos preguntamos: ¿Quién pasea a quién? ¿Quién manda sobre quién?

Para que esto no suceda debemos enseñarle a caminar sin tirar de la correa, en la dirección que nosotros elijamos y a la velocidad que decidamos. Para conseguirlo es imprescindible poner un nombre al ejercicio –yo utilizo el comando ‘junto’– y mantener equilibrado perfectamente las correcciones y reforzamientos negativos con los premios, tanto verbales como gustativos, con los cuales le recompensaremos cuando este caminando a nuestro lado sin tirar de la correa.

Utiliza el silbato correctamente

Enseñarle los ejercicios mediante comandos a toque de silbato nos permite varias ventajas sobre los verbales, como la distancia a la que puede escuchar nuestra orden al mismo tiempo que no ponemos en alerta a las piezas o provocamos su huida.

Esta herramienta nos permite dar las órdenes siempre en los mismos tonos y estructuras, lo que favorecerá una mejor comprensión y ejecución del ejercicio por parte de nuestro alumno. Según el número de toques y su intensidad le estaremos dando una orden concreta. Yo lo utilizo de la siguiente manera: un toque largo (piiiiiiiiiiiiii) significa, ‘ven aquí’; uno corto (pi), ‘no tienes órdenes, sal a cazar’; dos cortos (pi pi), ‘gira’; uno fuerte y vibrante, (pririririririririri), ‘quieto’..

Evita las falsas creencias: solo experiencias reales

Un error muy extendido es tratar de enseñar a un cachorro a hacer la muestra o de ‘sacar sus instintos’ llamando su atención con la típica caña o mariposa, moviendo las plumas y retirándosela cuando se abalanza sobre ellas sin que pueda atraparlo.

La muestra no es un instinto, sino un mecanismo neurológico que sólo ha sido desarrollado en las llamadas razas de muestra. Muchas creencias populares pueden afectar negativamente el crecimiento de nuestros cachorros y su futuro comportamiento durante nuestras jornadas de caza.

Además de la caña o mariposa, el cobro temprano de piezas sin una muestra constatada, las piezas alicortadas… pueden ser los causantes de graves problemas en las acciones futuras de caza de nuestros compañeros de cuatro patas. En realidad se trata de creencias populares sin base alguna que nos exigen muy poco esfuerzo y que no tienen en cuenta las consecuencias: si no dan los frutos esperados, la respuesta es sencilla, la culpa es siempre de nuestro perro.

Fomenta una buena muestra

Debemos exponerle a la caza con experiencias reales, con huidas de las piezas. Es decir, lo más importante para capitalizar una buena muestra es que el perro entienda que por sí mismo, y aun contando con su velocidad de ataque, que no puede atrapar la pieza: así llegará a la conclusión de que a través de una perfecta muestra, contando con nuestra ayuda y el disparo, es cómo podrá conseguir su objetivo.

Si le ofrecemos el mejor de los premios, es decir, atrapar la pieza, sin haber hecho bien todo el trabajo anterior corremos el riesgo de que aprenda a hacerlo mal, ya que a pesar de ello ha ganado la gran recompensa.

Pon nombre a cada orden

Un perro de caza sentado a la orden en una foto de archivo. © Shutterstock

Tal y como describo esta pauta en mi libro De la monta a la caza, los perros tienen su propio lenguaje, que suele ser gesticular, gutural y visual. Algo que resulta evidente es que no se parece en nada al nuestro. Si nos paramos a reflexionar, actuamos con nuestros perros creyendo que nacen sabiendo todos los idiomas, que no importa en qué lengua le hablemos que nos entenderán; y cuando no nos obedecen acabamos gritando el comando o repitiéndolo hasta la saciedad, como si fuera sordo o tonto. Poneos en su lugar.

Imaginad que alguien os da una orden en un idioma que desconocéis y, si no le obedecéis, os chilla, no para de repetirla o, en el peor de los casos, incluso os propina dos bofetadas. Lo primero para poder obedecer es entender lo que se nos está mandando hacer; y eso mismo sucede con nuestros compañeros de cuatro patas.

Enseñarles nuestro lenguaje es básico para la comprensión y realización de cualquier ejercicio, así como poner nombre a cada acción o comando. Un ejemplo muy sencillo: a la vez que le damos el comando ‘gira’, damos la vuelta; al ver que nos alejamos en otra dirección dará la vuelta para no perdernos. Así, a base de repeticiones, asociará el sonido ‘gira’ a darse la vuelta. Como explicaba antes, en esto consiste su inteligencia asociativa.

Sácalo a cazar cuando esté preparado

Es una respuesta que siempre dependerá de cada perro, pero los siete meses es la edad media para comenzar a iniciar a nuestro cachorrete en la caza. Ya ha ‘echado cuerpo’ y, lo más importante, su cerebro ya está preparado para asimilar y analizar las acciones de caza.

En esta fase de su vida son como esponjas, así que ojo: aprenderán tanto las cosas buenas como las malas. Os cuento un par de ejemplos prácticos. Si le cazamos una perdiz a la que se ha abalanzado después de localizarla y de una muestra corta –que es lo más habitual en las primeras experiencias–, lo más normal es que nuestro compañero aprenda a tirarse a por las piezas sin aguantar bien muestra, ya que este método le ha dado buenos resultados.

Si antes de trabajar y constatar una perfecta muestra nos dedicamos a trabajar el cobro con piezas reales, bien sean muertas o alicortadas, la información que le estamos dando es que la caza se puede atrapar sin que tenga que mostrarla previamente, por lo cual, cuando en acción de caza, localice una pieza, lo más normal será que en vez de mostrarla intente atraparla, porque eso es lo que le hemos enseñado.


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En el mundo del perro y su adiestramiento no existen las fórmulas mágicas ni los trucos milagrosos. El conocimiento, primero, el trabajo, la paciencia y la constancia son las únicas herramientas que nos pueden asegurar el éxito. De todo esto, se podrían escribir miles de libros, casi tantos como perros y es una de las pautas que tenemos que tener en cuenta, nunca dejar de aprender. Espero estas líneas os ayuden a ‘fabricar’ grandes cazadores. Nos vemos en el monte.

Para saber más…

Víctor Esandi

Víctor Esandi, autor de este artículo, lo es también de este manual en el que explica paso a paso todo lo necesario sobre el adiestramiento canino de perros de caza, especialmente de muestra: cómo elegir un cachorro, la importancia de una buena socialización para su correcto desarrollo, ejercicios de obediencia básica, la muestra, el patrón, la guía, la búsqueda cruzada y el cobro, cómo usar un collar de impulsos eléctricos… Si quieres un ejemplar, ponte en contacto con él a través del correo electrónico victoresandi@hotmail.es.

       
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