Aunque es mundialmente conocido por sus paradas en el Real Madrid y la selección española, Santi Cañizares también guarda en su memoria otra pasión muy distinta a la del fútbol: la caza. Así lo ha contado en el capítulo 13 del podcast Territorio Arcaza. Caza y vida salvaje, disponible en Spotify, donde ha ofrecido una entrevista cargada de nostalgia, emociones y vivencias ligadas al mundo cinegético.
El podcast, presentado por Toni Fitor y Miguel Llinares, se ha convertido en una ventana para descubrir el lado más humano y natural de figuras conocidas, y la intervención de Cañizares no ha sido una excepción. Durante la charla, el exguardameta ha recorrido los recuerdos de su infancia en Puertollano (Ciudad Real), donde empezó a ir al campo con su abuelo materno, un aficionado a la caza menor que dejó una huella imborrable en su vida.
«Tuve la suerte de tener un abuelo, el padre de mi madre, pues que el hombre adoraba el campo y era cazador», explica. Aunque nació en Madrid por complicaciones en el parto, Cañizares se crio en Puertollano, y fue allí donde vivió sus primeras experiencias cinegéticas. «Vivía con lo justo con lo cual no podíamos ir a grandes cotos de caza, no sabía lo que era un ojeo de perdiz. Yo era muy pequeño y a veces no me llevaba a cazar», recuerda.
A lo libre, con seis cartuchos
Aquellas salidas al campo se hacían, como él mismo dice, «a lo libre». Sin lujos ni grandes medios, solo con la ilusión de disfrutar del campo y la esperanza de conseguir alguna pieza. «Un buena percha era cazar en verano tres codornices. El día que matábamos una perdiz o una liebre era una fiesta», relata con una sonrisa.
Tenía apenas seis años cuando empezó a acompañar a su abuelo, y fue él quien le enseñó a distinguir el vuelo de las aves, a reconocer cultivos y a leer el paisaje. «A mí me permitió salir mucho al campo. Él me enseñó el vuelo de las aves, los cultivos…», cuenta, haciendo evidente el valor de ese aprendizaje vital. Su vínculo con la caza quedó momentáneamente en pausa cuando, a los 16 años, se marchó a Madrid para jugar en el juvenil del Real Madrid. Dos años más tarde, fallecería su abuelo.
Una finca en la Comunidad Valenciana
Aunque durante muchos años su contacto con la caza fue ocasional, en 2019 decidió cumplir uno de sus sueños y compró una finca en la Comunidad Valenciana. En sus más de 500 hectáreas, Cañizares creó un coto de caza mayor en un entorno abierto y natural. La ética fue clave en su decisión: «Si no es una ganadería. Se pierde la esencia», afirma con contundencia al hablar de los cercados.
Desde entonces, su vínculo con la naturaleza ha ido a más. Relata cómo una garduña atacó las gallinas que tenía en la finca, o cómo ha sido testigo de escenas tan impactantes como un zorro acechando a un corcino bajo la mirada defensiva de la madre, o los jabalíes devorando dos patos muertos. También recuerda el comportamiento de una gineta, que cada verano acude a una higuera para alimentarse de sus frutos.
La caza como experiencia vital
Para Cañizares, la caza no es solo abatir una pieza, sino una vivencia completa: naturaleza, aprendizaje y respeto. Aprendió de niño a recargar cartuchos y hoy valora cada jornada por lo que aporta, sin necesidad de disparar una caja entera para sentirse satisfecho. «Me gusta cazar solo o con mis hijos o personas con las que tenga afecto», afirma, subrayando la dimensión íntima y familiar de esta afición.
Comparte sus salidas con su sabueso de Baviera, una perrita que lo acompaña y que, en más de una ocasión, le ha ayudado a cobrar animales. También habla de sus modalidades favoritas: «Me gusta ir al zorzal en los olivos, a la perdiz en mano…», afirma, dejando claro que su corazón sigue ligado a las raíces humildes de la caza menor.
Amigos del fútbol y del campo
En la entrevista, Cañizares revela que no es el único exfutbolista con pasión por el campo. «Recuerdo que he cazado con Raúl y su padre, con Alfonso, Rafa Martín Vázquez, Manolo Sanchís…», enumera, mencionando también que, en ocasiones, organizaban quedadas entre ellos.
A pesar del éxito profesional y la vida mediática, ha sabido conservar ese apego a lo esencial, a lo auténtico, a los recuerdos que huelen a pólvora vieja y tierra mojada. En un tiempo donde muchas aficiones tradicionales están bajo la lupa, la suya es una voz que pide respeto, aprendizaje y convivencia con la naturaleza.
Un mensaje a los jóvenes
Cañizares cierra su intervención con un mensaje directo a las nuevas generaciones, un consejo que resume toda su filosofía: «Que disfruten. Que hagan las cosas porque realmente lo pasen bien y disfruten. ¿Te gusta cazar? Trata de cazar, trata de aprender, trata de juntarte con gente honesta, responsable, que te enseñe, que te apoye, que te ayude, que te ilustre y pásalo bien».
Una frase que condensa la esencia de lo que, para él, significa la caza: más que un deporte, una forma de vivir el campo con autenticidad.
Puedes escuchar la intervención al completo de Santi Cañizares en el podcast Territorio Arcaza a través de este enlace o bien reproduciéndolo a continuación.
