El último día del año suele ser sinónimo de reuniones familiares, cenas largas y brindis. Pero para algunos aficionados al jabalí, la Nochevieja también puede convertirse en una jornada de campo difícil de olvidar. Eso fue exactamente lo que les ocurrió a dos cazadores en puntos muy distintos del mapa, protagonistas de historias que Jara y Sedal contó en su día y que hoy merece la pena volver a recordar.
Salir al monte cuando el calendario se apura tiene algo especial. Hay menos ruido, menos prisas y una sensación extraña de estar cerrando un ciclo. En ambos casos, nadie esperaba regresar a casa con animales tan singulares y, en uno de ellos, con una sorpresa que no se descubriría hasta tener el ejemplar delante.
Tres kilómetros tras un macareno en Málaga
El 31 de diciembre de 2022, el malagueño José María Galván, de 30 años, salió junto a dos compañeros a practicar caza al salto en su coto de Ardales. Apenas habían bajado del coche cuando el pitbull y el alano español que los acompañaban comenzaron a latir con fuerza. «A los pocos minutos de salir del coche, los perros comenzaron a ladrar», relató entonces a Jara y Sedal.
Lo que siguió fue una persecución de casi tres kilómetros por la sierra tras un macareno descomunal, que no se lo puso nada fácil. «A todo el mundo que le hemos contado lo que anduvimos, no se lo creía. Íbamos corriendo por medio de la sierra hasta llegar donde estaba», explicaba Galván. Finalmente, los perros lograron apresarlo y el animal fue abatido a cuchillo.
El jabalí rondaba los 100 kilos de peso y presentaba unas defensas imponentes. «Llevábamos escopeta, pero ese no hizo falta. El mérito fue de los perros, sin duda», reconocía el cazador, que también destacaba la dureza del lance: «No pensábamos despedir el año de esta forma, pero fue una jornada increíble».
Una jabalina con sorpresa incluida
Unos años antes, en la madrugada del 31 de diciembre al 1 de enero, Pedro Fabián Cares, cazador argentino residente en Catriel, vivió una situación muy distinta, pero igual de sorprendente. Tras abatir lo que parecía un gran macho, al acercarse al animal se dio cuenta de que algo no cuadraba.
El propio cazador compartió las imágenes en redes sociales con un mensaje claro: «Buen comienzo de año». En el vídeo, mostraba la impresionante boca del jabalí mientras comentaba: «Unos buenos colmillos como verán». La sorpresa llegaba segundos después, cuando enseñaba los genitales del animal y confirmaba que, en realidad, se trataba de una hembra.
La jabalina presentaba un trofeo extraordinario, impropio de su sexo, con unos colmillos que perfectamente podrían haber pasado por los de un gran macho. Un caso poco habitual que dejó atónitos a quienes vieron las imágenes y que convirtió aquella Nochevieja en un inicio de año imposible de olvidar.
Dos historias distintas, dos escenarios lejanos y un mismo denominador común: el monte siempre guarda sorpresas, incluso cuando el año está a punto de terminar.
