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Un cazador abate dos enormes corzos multipuntas en la misma zona y con solo unos días de diferencia

El cazador con los dos ejemplares de corzo. © J.M.F.

Se llama Javier Martínez Fernández, aunque todos le llaman ‘Vito’, es cazador y ha encontrado en una finca de Guadalajara un escenario de caza que nunca olvidará. Allí ha conseguido abatir a dos ejemplares de corzo multipuntas de enorme tamaño.

Apenas dos semanas han separado en tiempo a ambos animales. El primero de ellos, bronce de ocho puntas, lo cazó el pasado 8 de abril, mientras el segundo, oro de siete puntas, fue el día 20 del mismo mes.

Tal y como ha contado el propio cazador al equipo de Jara y Sedal, los dos corzos «fueron abatidos en un radio de 500 metros de diferencia el uno del otro».

Un primer corzo medalla de bronce

En cuanto al primer lance, Javier ha recordado que acudió a dicha finca para «intentar localizar algún corzo que pudiera valer la pena», pero «hacía un frío monstruoso y estaba totalmente cubierto de nieve».

«Cuando ya pensábamos que habíamos acabado la vuelta de reconocimiento y que no podríamos abatir ninguno, Joaquín, dueño de Sierra Alta, vio a lo lejos un corzo que, aunque no parecía alto, sí tenía un grosor importante, así que decidimos hacerle una entrada», ha comenzado narrando.

Después de 20 minutos moviéndose entre arbustos y cubriéndose bajo la sombra de las carrascas, se consiguieron poner «a unos 250 metros del animal, que comía tranquilamente bajo el valle». Fue entonces cuando vieron que tenía «una cuerna con varias puntas, que lo hace mucho más atractivo».

«Cuando estábamos tumbados en el suelo», ha continuado el cazador, «preparados para tratar de abatirlo, nos cambió el aire y, en cuestión de segundos, el animal salió corriendo como quien es perseguido por el diablo».

Esto ocurrió el 1 de abril. «Días mas tarde», refiriéndose a ese día 8, «pude volver al mismo lugar acompañado nuevamente por Joaquín. Me indicó que pudo verlo con detenimiento dos o tres días después y que, para su sorpresa, tenía cinco puntas en una cuerna y que era un ejemplar digno de abatir».

«Nos pusimos manos a la obra, con tal fortuna que, a los pocos minutos de empezar a andar, dimos con él, comiendo en la siembra colindante. A 160 metros, sin apenar hablar, me tumbé en el suelo y Joaquín me indicó que disparase, que era nuestro corzo multipuntas. Tras la detonación, salió corriendo apenas siete u ocho metros y se metió en una mata grande. No volvió a salir, le dimos al animal unos minutos y fuimos a cobrarlo. Quedamos ambos maravillados al ver tan digno animal, ocho puntas en total y una puntuación tras medirlo de 112,63 puntos que lo colocaba en bronce», ha detallado respecto a ese ejemplar.

© J.M.F.

El segundo lance en menos de dos semanas

No habían pasado ni dos semanas cuando, el 20 de abril, Javier salió nuevamente de caza. «Esta vez acompañado por mi padre, Pedro, y mi hijo pequeño, Aitor, de 14 años y que cada vez va cogiendo más afición. Nos juntamos las tres generaciones para realizar nuestra pasión: cazar» ha destacado.

Salieron a las 07:00 horas con Mariano, trabajador de Joaquín, quien les indicó que los corzos estaban «algo raros», posiblemente debido a la luna llena. «Tras tirarnos toda la mañana buscando buenos ejemplares, nos fuimos a almorzar medio frustrados ya que no conseguimos dar con ninguno que fuera digno de abatir», ha recordado.

«Quedamos nuevamente a las 18:30 horas con Mariano y nos dijo que uno de nosotros haría una espera y el otro iría a recechar con él. Después de echarlo a suertes, mi padre y mi hijo se fueron. La tarde no parecía muy buena» ha destacado el cazador, «hacía calor y los animales no salían de sus encames hasta la fresca».

Se desplazaron a un sembrado «donde Mariano el año pasado vio un buen ejemplar que pensaba que podría ser plata». «Nuestra sorpresa fue cuando, tras pasar unas matas enormes que separaban el sembrado de nosotros, vimos al corzo acompañado de tres hembras apenas a 10 metros. Una de las hembras nos vio al instante y salió corriendo, provocando que el resto de animales la acompañaran».

«Me dio tiempo a ponerme el rifle en la cara cuando Mariano silbó fuertemente, consiguiendo que el macho y una hembra pararan en seco antes de perderse en el monte, apenas a 90 metros, y detoné el rifle. La hembra salió corriendo y el macho quedó tendido en el suelo como un trapo», ha recordado el cazador.

Finalmente, se acercaron al animal «con un sabor dulce en la boca». «Lo que no esperábamos ambos era que el animal había desarrollado más su cuerna, teniendo un grosor enorme haciéndole pasar de plata a medalla de oro y una punta más extra».

© J.M.F.

Cazan en Cuenca un corzo que parecía macho y hembra al mismo tiempo


La mejor historia de caza de corzo puede llevarse unos prismáticos Burris Droptine y un arnés Beretta

El lance que acabamos de narrar es uno de los participantes en el concurso que desde Jara y Sedal hemos lanzado en colaboración con Beretta Benelli Ibérica (BBI). La mejor historia puede llevarse unos magníficos prismáticos Burris Droptine 10×42, así como un arnés de Beretta.

Quienes quieran optar a este premio pueden hacerlo fácilmente enviando un email a info@revistajaraysedal.es, o bien un mensaje privado a cualquiera de nuestras redes sociales contándonos tu mejor historia de corzos, además de adjuntar las fotos de ese día, tu número de teléfono y seguir en Instagram el perfil de Jara y Sedal (@jaraysedal.es) y el de BBI (@beretta_benelli_iberica).

       
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