Según afirmó el consejero de Ganadería, Guillermo Blanco, a lo largo del mes de septiembre deberían haberse producido las primeras extracciones de lobos en Cantabria, pero se equivocó. El Tribunal Superior de Justicia de Cantabria ha frenado ahora las intenciones del Gobierno autonómico de proceder al control de diez lobos en tres comarcas de la región por lo que el presidente autonómico, Miguel Ángel Revilla, ha reconocido que este martes tuvo «un enganchón» con uno de los jueces que dictaminó la resolución, tal y como recoge hoy Eldiario.es.
«No sé si debiera decirlo», ha reconocido Revilla sobre la «bronca» que mantuvo con José Ignacio López Cárcamo, con el que coincidió en el acto de apertura del año judicial. «Francamente, creo que no me aguantó todos los argumentos», ha asegurado el líder cántabro durante su intervención de este miércoles en el Foro Económico de El Diario Montañés.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJC rechazó hace una semana las medidas cautelarísimas que solicitó la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (Ascel), pero en cambio ahora sí ha aceptado la medida cautelar solicitada por este mismo colectivo, tal y como informa el citado medio.
Por ello, las resoluciones de la Dirección General de Biodiversidad para controlar lobos en los municipios de Hermandad de Campoo de Suso, Polaciones, Tudanca y Los Tojos, además de en los terrenos de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga han quedado paralizadas hasta nuevo aviso.
El control del lobo en Cantabria, en ‘standby‘
En el auto, dado a conocer este martes, los jueces atienden la petición de suspensión cautelar pedida por ASCEL, quienes han defendido que las resoluciones que la Consejería publicó en septiembre y que actualizan las del mes de junio no se ajustan a derecho. No obstante, para la magistrada Paz Hidalgo, las autorizaciones «tienen cobertura legal, se han dictado siguiendo el procedimiento y están motivadas y resultan proporcionales y adecuadas a la vista de los intereses en conflicto», algo que comparte Revilla por la «superabundancia» de la especie y las «escabechinas diarias que está generando al ganado».
Sin embargo, para la mayoría de la Sala, continuar controlando lobos en Cantabria «tiene una incidencia lesiva sobre los intereses de la asociación recurrente que procura su protección». Además, explica el tribunal que la orden ministerial que ha modificado el nivel de protección del lobo también contempla la extracción de ejemplares «cuando se haya demostrado que se han aplicado adecuadamente por parte de las explotaciones afectadas medidas preventivas o de protección del ganado y hayan resultado ineficaces, así como otras de protección que hayan sido previamente valoradas favorablemente por la comunidad autónoma o para las cuales se disponga de evidencia científica sobre su efectividad, como puedan llegar a ser las traslocaciones de ejemplares o manadas a otras zonas del territorio español o su captura para la investigación científica, esterilización en algunos casos». Estas medidas son las que, a juicio de la mayoría, no se habrían desarrollado.
La Sala ha estimado por ello que «la medida de extracción de los ejemplares resulta desproporcionada sin antes adoptar aquellas» -refiriéndose a la citadas medidas- y «debe prevalecer el interés general de conservación de la especie de lobo ibérico».
Mientras tanto, los ataques al ganado crecen
Mientras la justicia de la región paraliza el control de los lobos que atacan a la ganadería de la región, los cánidos continúan mermando la cabaña ganadera. Desde el pasado mes de septiembre -cuando el lobo entró en el LESPRE- y hasta abril, en el área de Polaciones y Tudanca se habían contabilizado 42 ataques a 18 explotaciones, que se saldaron con 44 animales muertos -diecinueve de bovino, trece de ovino y doce equino-.
En la de Cabuérniga, Ruente y Los Tojos 46 ganaderías perdieron 79 cabezas de ganado a causa del cánido -51 de equino, veinte de bovino y ocho de ovino, a las que se suman cuatro heridas: tres de equino y una de bovino-.
En la Hermandad de Campoo de Suso se registraron 102 ataques del lobo en 44 explotaciones que acabaron con 108 ejemplares: 65 bovino, 38 equino, cuatro de ovino y una de caprino, más una herida.