La respuesta de los agricultores no se hizo esperar. En un vídeo difundido en TikTok y Facebook, se observa cómo varios vecinos de la zona se organizan para recuperar sus tierras empleando métodos disuasorios tan contundentes como eficaces: tractores y purines. Armados con cisternas cargadas de estiércol líquido, los propietarios recorren el perímetro de la finca esparciendo los residuos orgánicos directamente sobre el terreno donde se encontraban los vehículos mientras los campistas les persiguen y golpean sus máquinas.
La llegada del verano en Francia ha vuelto a poner en jaque al medio rural. Esta vez no ha sido una rave, sino una oleada de autocaravanas que, sin ningún tipo de permiso, invadieron una finca agrícola en la localidad de Bourg, al este del país. El terreno, destinado a labores de cultivo, amaneció ocupado por decenas de vehículos que habían acampado sin autorización.
Una reacción celebrada y con espacio para el humor
El vídeo ha acumulado miles de comentarios en redes sociales, donde la opinión pública se encuentra dividida. Mientras muchos aplauden la actuación de los agricultores, otros critican la falta de diálogo. «Estoy al 100 % con los agricultores, tienen toda la razón. ¿Desde cuándo uno se instala en el terreno de otro sin permiso?», comentaba Mariam Bartolomeo, una usuaria en Facebook.
También hubo espacio para el humor: «Está en su casa, así que hace lo que quiere… Es genial perfumar su campo con productos naturales», escribía Patrick CC entre risas. Pero no todos lo vieron con buenos ojos: «En lugar de hablar tranquilamente con ellos, se opta por la vía dura. Luego nos quejamos cuando su explotación acaba ardiendo», lamentaba otro usuario.
Algunos comentarios derivaron incluso en cuestiones políticas más amplias, como la gestión municipal de estos asentamientos o el trato desigual entre distintos colectivos.
@lasotizerie_ Guette la horde des purineurs du Bourg envoyer la sauce comme il se doit!#Masterclass ♬ La chasse en DVD – La Sotizerie
Un fenómeno cada vez más extendido
Este tipo de enfrentamientos no son nuevos en Europa. El pasado mes de junio, agricultores de Lozère (Francia) volcaron una furgoneta y vertieron purines sobre una fiesta rave clandestina celebrada en sus fincas. En España también se han producido incidentes similares, como la macrofiesta ilegal en Ciudad Real con más de 5.000 asistentes y decenas de denuncias.
La proliferación de este tipo de ocupaciones, ya sea con autocaravanas o con equipos de sonido, tensa cada vez más la convivencia entre urbanitas y mundo rural, obligando a los agricultores a convertirse en improvisados guardianes de sus tierras ante la pasividad administrativa.
