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Pedro Arroyo, el fotógrafo que grabó una pelota de cientos de gamos y ciervos en Segovia

Ciervo. © Pedro Arroyo

Pedro Arroyo Navarro es un fotógrafo amante de la naturaleza autor de un vídeo que, hace unos días, fue uno de las imágenes más comentadas del año. En él aparecían cientos de gamos y ciervos alimentándose en una siembra de un paraje segoviano. La escena era una más de las que graba este amante de la naturaleza que curiosamente no es cazador, pero que deleita a muchos aficionados a la actividad cinegética con las capturas que hace en la tarjeta de su cámara.

Arroyo, que asiduamente comparte en su canal oficial de YouTube sus vídeos, ha concedido una entrevista Jara y Sedal. «Soy un niño criado con Félix Rodríguez de la Fuente, al que le encantaban los documentales y que crecí con ellos, de ahí mi pasión», explica. Y se asemeja a un cazador: «Soy naturalista como muchos de ellos», reconoce.

Jabalí. © Pedro Arroyo

Policía nacional de profesión y fotógrafo de naturaleza por pasión

Pedro Arroyo trabaja como policía nacional en Segovia capital, aunque vive en la localidad de Abades, en esta misma provincia. Su gran pasión es la fotografía de naturaleza, que cada tarde practica mientras va a caminar al monte junto a su mujer.

«Mi contacto con la fotografía fue a raíz de los años 90, con un grupo de amigos con los que comencé a salir a la montaña», comienza explicando a este medio. «Tengo un amigo, Juan Carlos Vicente Arranz, experto en macro fotografía, que ha publicado para National Geographic, y fue una de las personas que me inculcó la fotografía como afición, pero no la había vuelto a retomar hasta ahora», explica.

Arroyo siempre ha practicado deportes de montaña, pero desde que está destinado en Segovia, «como hay una fauna increíble, empecé a hacer más fotos y a publicarlas». Y además, como sale a andar con su esposa cada día, «me puedo pausar más en ver el paisaje, disfrutar de él, y fotografiarlo». Actualmente lo hace con dos cámaras, una Nikon D700, fundamentalmente para inmortalizar aves en vuelo, y una Nikon P100, sobre todo para grabar vídeos.

Gato montés. © Pedro Arroyo

Una afición que retomó con más fuerza tras la pandemia

De dos años atrás a esta parte, Pedro Arroyo comenzó a colgar los vídeos en YouTube, «porque tenía los discos duros llenos; lo hice sin ningún ánimo de trascendencia, y esto ha sido una bola de nieve que se ha ido agrandando», explica.

«A lo que más me dedico en Segovia es al seguimiento del lobo. De 100 veces que sales, solo lo ves una vez, pero jabalíes y ciervos hay muchos más. Es una afición, no es algo que me tome de forma profesional. Y además ahora llevo siempre la cámara en el coche porque puede saltar la sorpresa en cualquier instante. Incluso al lado de una depuradora encontré águilas reales hace unos días», recuerda.

Los animales que más le gusta fotografiar

Sobre los animales que más le gusta fotografiar, Arroyo vuelve a citar que busca, «sobre todo, el lobo», pero «he hablado con muchos compañeros que van solamente a fotografiarlo, y es muy frustrante. Tienes que madrugar mucho y no lo ves nunca. Aunque siempre digo que no hay que centrarse en la reina del desfile, sino verlo entero y, si sale, aprovechas», indica. También le gustan «mucho» las rapaces.

También explica que, hace unas semanas, estuvo en Riaño y fotografió a los gatos monteses: «En enero estuve en Andújar y pude fotografiar a una hembra de lince ibérico con dos crías», puntualiza también. «La fotografía de fauna salvaje tiene un gran trabajo de rastreo y de conocer el terreno, como los cazadores. Tienes que conocer las costumbres de los animales», concluye.

Ciervo. © Pedro Arroyo

Su defensa del mundo cinegético

Por el entorno en el que vive, Abades, en la campiña segoviana, rodeado de zonas de pinares con fincas de caza mayor, puede ver fauna silvestre casi a diario: «Es una zona que tiene una gran variedad de animales en sus cercanías. Ahora mismo, las reservas de caza son pequeñas reservas naturales y gracias a la caza se mantiene una fauna muy buena en la zona; gracias a ello se tienen gatos monteses, águilas imperiales, buitres… y se mantiene el monte limpio», defiende el fotógrafo.

       
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