Un vecino de la aldea del Cabornín, en Asturias, ganadero y con 84 años, ha tenido que ser trasladado al hospital tras ser víctima de un peligroso episodio. Dos lobos se colaron en la finca en la que tiene el ganado y las vacas, presas del pánico, se llevaron por delante al pastor en su desesperado intento por huir de los cánidos.
El nombre de este vecino es César Iglesias y dicha escena le ha dejado secuelas físicas y psicológicas. Su finca se encuentra a media subida del Angliru y días antes le habían avisado de una gran actividad de lobos en esa zona. Ante ello, decidió mantener encerrado en la cuadra al ganado durante las noches.
Sin embargo, esto no le sirvió. «Esa mañana saqué al ganado fuera y estaba haciendo unos trabajos cuando sentí el revuelo», ha contado a La Nueva España. Casi no tuvo tiempo de ser consciente de lo que estaba pasando cuando levantó la vista y vio «un par de lobos atacando al ganado».
El ganadero tiene cuatro costillas rotas
Dentro de la finca había, entre otras vacas, tres ejemplares jóvenes que decidieron emprender una desesperada huida y en su recorrido se encontraron con el ganadero. «Me llevaron por delante. Caí al suelo y me dieron varios golpes, sin poder zafarme», ha recordado.
Los lobos, finalmente, acabaron huyendo. «Cuando acudí al centro de salud me dijeron que era solo un golpe», ha relatado César, «pero cuando me enfrié el dolor era insoportable. Volví y me confirmaron que tenía cuatro costillas rotas y daños en la cadera. Tengo que andar con dos ‘cayaos’. He roto el embrague del coche, porque no puedo ni cambiar las marchas».
El pastor ha decidido contar este grave episodio que ha sufrido con el objetivo de crear conciencia a la ciudadanía de lo necesario de controlar las poblaciones de lobo. «Se ha descontrolado. Nunca me imaginé que podríamos llegar a esta situación. El número de estos depredadores no deja de crecer y así es imposible el sostenimiento de la ganadería tradicional. Van acabar con los pueblos», ha denunciado.
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Asimismo, César ha pedido medidas para que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de seguir desarrollando la labor ganadera que él mismo lleva décadas realizando.
Pese a ello, César ha puntualizado que ya «no es solo el lobo», también el oso le mató una vaca «hace un par de años y los raposos acaban con los pollos». Sin embargo, el lobo sigue siendo la mayor de sus preocupaciones. «La población se ha descontrolado y los tenemos en la puerta de casa en un número inasumible», ha concluido.