Por Ismael Rey Casero, Eduardo José García Vicente (Neobéitar S.L.) y David Risco Pérez (Departamento de Medicina Animal, Facultad de Veterinaria, Universidad de Extremadura)
La caza constituye un sector en el que se encuentran implicados gran cantidad de sectores, directa o indirectamente. De hecho, según la Oficina Nacional de Caza (ONC), esta actividad produce unos 54.000 empleos cada año, con una movilización de unos 5.470 millones de euros anuales. Concretamente, en 2019 se capturaron más de 20,4 millones de animales, de los cuales 13,1 millones se corresponde a las aves de caza menor. Además, las cacerías de aves implican una movilización económica considerablemente mayor con respecto a las monterías. Por ejemplo, las cacerías de perdices pueden generar más de 300 millones de euros al año.
En este sentido, dado el número elevado de aves cinegéticas y su gran importancia, debemos cuidar su sanidad, ya que son múltiples las enfermedades que las acechan. Estas patologías no solo generan un impacto económico por las pérdidas que causan o los gastos que implican, sino porque además ponen en peligro la conservación de las especies y de sus ecosistemas. Entre ellas podemos destacar algunas: Enfermedad de Newcastle, Virus del Nilo Occidental, salmonelosis, coccidiosis… y, especialmente importante, por su patogenicidad y por su cierto peligro para los seres humanos, es la gripe aviar.
¿Qué es la gripe aviar?
La gripe aviar es una enfermedad itinerante producida por el virus Influenza A, cuya patogenicidad dependerá de la cepa ante la cual nos encontremos (IAAB -baja patogenicidad- o IAAP-alta patogenicidad). El virus (todos sus subtipos conocidos) se encuentra de forma natural en las aves acuáticas en todo el mundo (hasta más de 100 especies), las cuales actúan de reservorio, es decir, presentan el virus sin enfermar.
Que sean aves acuáticas (como las anátidas o las limícolas) se debe a dos hechos importantes: su ecosistema natural y su carácter migratorio. El contagio se suele producir por el agua, por donde circulan heces y todo tipo de secreciones. Se puede producir también por un mecanismo llamado cloacal drinking, que consiste en que las aves jóvenes absorben agua por la cloaca. Además, el agua suele mantener temperaturas bajas, lo que facilita la supervivencia del virus. A esto debemos sumarle sus movimientos migratorios, que facilitan una mayor diseminación por otras partes del planeta, pudiendo infectar a aves domésticas y a otras especies animales.
¿Cuáles son los síntomas de la gripe aviar?
Por lo general, cuando las aves sensibles enferman suelen presentar un cuadro gripal leve, ya que tan solo dos subtipos son IAAP: H5 y H7 (especialmente destacamos la cepa H5N1). Es por ello que lo que veremos con frecuencia serán animales asintomáticos o con enfermedades respiratorias leves. Sin embargo, si estamos ante un caso de IAAP, veremos cuadros respiratorios y digestivos graves, animales apáticos y embolados y un elevado número de muertes.
Debemos asimismo aclarar su potencial zoonósico, es decir, su capacidad de transmisión al hombre. El riesgo de contagio es bajo, aunque no imposible, y cuanto más contacto haya más probabilidades habrá de que el hombre pueda contraer la enfermedad. Por ello es vital mantener unas medidas higiénicas, especialmente en el caso de los cazadores, que son de los que más manipulación hacen. Es importante aclarar que este raro contagio se produce de aves a personas, no entre personas y tampoco por vía alimentaria (ya sea carne, huevos o productos derivados).
¿Cuál es la situación actual de gripe aviar en España?
La actual situación que hay con la gripe aviar ha conducido desde 2021 al surgimiento de una normativa más restringida, estableciéndose medidas de protección específicas frente a la influenza aviar, reforzando la bioseguridad tanto en la zona especial de riesgo (ZER) como en la de especial vigilancia (ZEV).
Concretamente en diciembre de 2021, y como consecuencia el brote de enfermedad que había en la UE, el riesgo aumentó, activándose por consiguiente las medidas de prevención de contacto entre aves domésticas y silvestres tanto en la ZER como en la ZEV. En esta última zona las medidas se establecieron desde el 4 de enero de este año hasta el 3 de mayo, derivado del aumento de la incidencia.
Este año se declaró el primer foco el 4 de enero de IAAP, en el municipio de Soses (Lérida) en cuatro cisnes y una cigüeña, que se encontraron muertas en la ribera del río Segre y se confirmó la cepa causante: H5N1. Desde entonces y hasta el mes de mayo se han detectado gracias al Programa Nacional de Vigilancia de Influenza Aviar unos 38 casos de IAAP H5N1 (excepto dos que no se pudieron confirmar del todo) en aves silvestres de las provincias de Ávila, Badajoz, Cáceres, Cádiz, Córdoba, Guipúzcoa, Girona, Huelva, Lleida, Madrid, Palencia, Salamanca, Segovia, Sevilla, Valladolid y Zaragoza. En aves domésticas, por su parte, se han detectado hasta el mes de mayo unos 31 casos, todos en Castilla y León y Andalucía, afectando sobre todo a dos provincias: Sevilla y Huelva, con 22 y 6 casos respectivamente.
Aunque la situación mejoró y España se declaró libre de gripe aviar a fecha de 31 de mayo, a finales de julio ha empezado a darse un repunte, originado por IAAP H5N1, tanto en animales silvestres como de corral. En lo que respecta a las aves silvestres, han comunicado focos en Arcos de la Frontera (Cádiz), Torrejón de Ardoz (Madrid), Castro Urdiales (Cantabria), varias localidades de Pontevedra y La Coruña… Incluso en Guipúzcoa, donde hasta este año no ha tenido ningún caso desde 2006, y en Vizcaya, que es el primero que notifica en este 2022. En contrapartida, se han confirmado un par de focos en explotaciones de aves domésticas en Huelva.
En lo que respecta a Extremadura, se han notificado este último mes dos focos en aves silvestres, en una oca en Mérida y en 6 aves en Escurial, viéndose afectadas las dos provincias. En aves de corral también se ha notificado y por primera vez en lo que va de año un foco, concretamente en una explotación de pavos de Ahillones (Badajoz).
¿Puede afectar la gripe aviar a las especies de caza menor?
Dado que el contagio se puede producir a todo tipo de aves, las aves de caza menor como pueden ser la perdiz roja, la codorniz o la paloma bravía también pueden contagiarse. De hecho, experimentalmente se ha demostrado que la perdiz roja y la codorniz enferman por IAAP y pueden difundir la enfermedad. Sin embargo, su papel epidemiológico no es importante con respecto al que desempeñan las aves acuáticas, debiendo prestar especial atención a estas.
Si nos fijamos en los casos ocurridos a lo largo de este año, veremos que las especies cinegéticas terrestres no se han visto afectadas. En cambio, se han hallado multitud de cadáveres de ocas, gansos y patos. Incluso se ha detectado en otras aves silvestres como lo son alcatraces, cigüeñas, urracas, halcones, cisnes… sin contar las aves de corral.
En cualquier caso, debemos tener en consideración una serie de posibles fenómenos que pueden aumentar las probabilidades de que la gripe aviar aparezca en nuestro coto o explotación. Lo primero, es que haya aves silvestres (principalmente acuáticas) que entren en contacto con los animales de nuestro coto. Lo segundo, es que tengamos granjas de aves domésticas cercanas a los terrenos cinegéticos, ya que en caso de brote, supondrán un peligro epidemiológico, además de provocar restricciones que luego veremos.
La entrada de gripe aviar en una granja de perdices no pasaría desapercibida. De hecho, se observarían animales postrados, con caídas de consumo de pienso y agua de hasta el 20%, así como otros signos, alas caídas, bocas abiertas en casos subagudos, etc. Además, estos animales enfermos acabarán muriendo y habrá otros muchos que lo hagan de forma súbita, con lo que si hay más de un 3-5% de muertes en una semana, será una sospecha de que la enfermedad ha podido entrar en la explotación.
¿Qué consecuencias tiene la declaración de un brote cercano a nuestro coto o granja cinegética?
En caso de que hubiera un brote en las proximidades de nuestro coto, debemos tener en cuenta que se aplicará la normativa europea, contemplada en el Reglamento Delegado (UE) 2020/687 de la Comisión, aunque las medidas aplicables en una explotación de aves en cautividad no serán las mismas que las de vida libre.
En primer lugar y de forma general, al ser la gripe aviar una enfermedad de categoría A, las autoridades competentes establecerán una zona restringida que contará con una zona de protección de un radio de 3km y una zona de vigilancia de un radio de 10km, ambas desde el lugar del brote; incluso se podrán establecer otras zonas restringidas. Las medidas aplicables tendrán una duración mínima de 21 días en la zona de protección y de 30 en la de vigilancia.
Una vez establecida la zona de restricción, las medidas a aplicar varían según la explotación. Habrá una inmovilización inmediata de las explotaciones afectadas, prohibiéndose el desplazamiento de animales, productos y materiales (salvo causa justificada y apoyándose en análisis sanitarios y epidemiológicos), una prohibición de actividades que impliquen la concentración de animales (ferias, mercados…) y deberá asegurarse una limpieza y desinfección, así como la aplicación de medidas de bioprotección.
En nuestro coto se prohibirá también la repoblación de animales de caza y, ante un brote importante, las medidas más restrictivas que podrán tomar son la prohibición de la caza o su captura de cualquier otra forma en humedales y alrededores y la utilización de reclamos, para así evitar que lleguen ejemplares a la zona.
Asimismo, cabe señalar que al igual que en granjas de aves en cautividad se deben sacrificar animales y destruir los cadáveres, restos y materiales que puedan ser una fuente de contagio, en nuestra granja cinegética también se eliminarán esas posibles fuentes, debiendo llamar siempre a las autoridades competentes para que actúen.
Precauciones a tomar para evitar el contagio
La posible entrada de la gripe aviar en nuestro coto o granja cinegética, no es un tema que deba obsesionarnos, pero sí que es cierto que podemos llevar a cabo una serie de medidas básicas para limitar los riesgos lo máximo posible.
En las granjas cinegéticas las medidas pasan por realizar un buen protocolo de bioseguridad. Para ello, deben restringirse las visitas y dejar fuera del recinto los vehículos que puedan haber estado en otras granjas u otros cotos (veterinario, por ejemplo). Además, debe emplearse un vestuario exclusivo para entrar en la granja, además de utilizar pediluvios con desinfectante. Por otro lado, es muy importante mantener a raya la presencia de aves salvajes en las inmediaciones de la granja. Para ello es fundamental evitar que haya restos de comida cerca de la zona donde se encuentren las perdices, guardando el pienso en naves bien cerradas o en silos directamente. A parte de esto, se pueden emplear elementos disuasorios que estén permitidos para ahuyentar este tipo de aves.
En el campo, las acciones a realizar para limitar los riesgos de contagios son pocas. Podrían pasar sobre todo por hacer repoblaciones de granjas de total confianza y que, por supuesto, no estén ubicadas en zonas cercanas a brotes activos. Además, podemos procurar que las perdices frecuenten lo menos posibles las zonas donde puedan haber bebido o estado aves acuáticas. Para ello, se pueden ofertar comederos y bebederos específicos ubicados en zonas separadas a los puntos de riesgo. Por último y muy importante, notificar al veterinario de explotación o directamente a las autoridades, la existencia de cualquier animal o cadáver sospechoso, para que sea eliminado a la mayor brevedad.