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La dirección general animalista aprovecha el verano para publicar sus medidas más polémicas y que pasen desapercibidas

José Ramón Becerra, director general de Derechos de los Animales.

Han pasado ya unas cuantas semanas desde que el nuevo Ministerio de Derechos Sociales retomó el proceso de los borradores de los reglamentos que desarrollarán la ley animalista del Gobierno tras paralizarse por el adelanto electoral. De este modo, la Dirección General de Derechos de los Animales ha dado a conocer algunas medidas que han causado un gran revuelo en el país.

Lo ha hecho, además, en pleno mes de agosto, aprovechando cuando una gran parte de la sociedad está disfrutando de sus vacaciones de verano y, probablemente, puedan pasar más desapercibidas por esa circunstancia.

Datos personales de cazadores a disposición de grupos anticaza

Uno de esos puntos que recoge el borrador, al que ha podido acceder Jara y Sedal, establece las bases de la creación del futuro Sistema Central de Registros para la Protección Animal (SICERPA). Este recogerá los datos de todos los perros de España, sin exclusión de los perros de caza, pese a sí estarlo de la propia ley.

Un perro de caza haciendo una muestra. © Shutterstock

En él deberán constar datos como el nombre y NIF de la persona titular e historial de los titulares del animal desde su identificación. Lo más destacable de esto es que el borrador del Real Decreto que regulará la ley animalista establece que las entidades de protección animal pueden tener acceso a los datos personales de las ciudadanos registrados en esa base de datos.

Estadísticas con datos falsos sobre abandono de perros de caza

Dicho texto también da a conocer la propuesta de crear la primera estadística oficial sobre abandono animal de España. Con este propósito, la Dirección General de Derechos de los Animales ha publicado un cuestionario en su página web en el que pueden registrarse los datos de animales recogidos en las calles del país.

Sin embargo, su enfoque no es lo que se podría considerar objetivo ni riguroso. En primer lugar, tan solo las protectoras animalistas podrán responder a este cuestionario. Además, una de sus preguntas tan solo hace referencia a los perros de caza y pide a las protectoras que concreten el número de animales recogidos que corresponde a «perros de caza o cruces de perros de caza».

Esto, en cambio, no se pide para perros de pastoreo, de vigilancia, policiales o de rescate. De hecho, ni siquiera da la opción a que las protectoras justifiquen si esos perros tienen un dueño cazador y son usados para cazar.

Prohibido el control de los gatos asilvestrados

El siguiente punto al que nos venimos refiriendo es un asunto que lleva siendo motivo de polémica en nuestro país desde hace ya bastantes meses, como es la gran protección que impone la ley animalista en lo que respecta a los gatos asilvestrados.

Ahora, tras la publicación de la Directriz Técnica sobre Gestión de Colonias, el debate se ha vuelto aún más fuerte. Esta ha llegado para conseguir una progresiva reducción de colonias felinas y gatos comunitarios, pero la realidad es que sus medidas son prácticamente inútiles.

Un gato asilvestrado cazando un ave. © Shutterstock

¿Por qué la estadística sobre abandono de perros que prepara el Gobierno carece de rigor?


Lo que propone la dirección general animalista es un protocolo de actuación basado en el método CER (Captura-Esterilización-Retorno). Esto daría lugar a una reducción de sus poblaciones muy a largo plazo porque los gatos que viven en espacios naturales no son domésticos y capturarlos resulta extremadamente difícil porque se comportan como animales salvajes.

Todo ello sin tener en cuenta que también han planteado un estudio previo obligatorio y realizado por parte del «personal técnico perteneciente a una administración pública competente», algo imposible de hacer sabiendo que en España hay 8.132 municipios. Por lo tanto, dicho protocolo será inaplicable sobre el terreno e imposibilitará retirar de nuestros campos a los gatos asilvestrados que tanto daño hacen a la biodiversidad.

       
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