Ismael Vázquez, de 28 años, ha narrado para Jara y Sedal cómo se hizo el pasado sábado en un pueblo de León con este corzo con dos cuernas unidas desde la base.
12/6/2019 | Redacción JyS
El joven Ismael Vázquez, de 28 años de edad, se hizo el pasado sábado 8 de junio en un rececho en una finca cercana a la localidad leonesa de Cabrera con un particular corzo con una misteriosa cuerna en forma de Y.
El cazador protagonista de esta historia, que acostumbra a cazar jabalíes en Galicia pero que en primavera desata su pasión corcera en la sierra leonesa, ha narrado para Jara y Sedal cómo se desarrolló un lance que recordará toda la vida por lo extraño del trofeo de la pieza abatida. «Nunca había visto nada igual, parece un unicornio», ha admitido el joven.
Según nos cuenta Ismael, fue a media mañana cuando dio con él, topándose antes con la hembra que lo acompañaba. «La vi cerca de un camino y, tras ella, estaba el corzo», al que el joven asegura que no habían localizado anteriormente. Ahí comenzó la entrada: «Fue un lance muy emocionante, estábamos muy cerca de la hembra y yo me puse de rodillas y me fui arrastrando porque tenía miedo a que me pudiese ver. Estuve esperando en esa posición un buen rato… hasta que vi el momento de poder disparar», asegura Vázquez.
De un solo disparo con su rifle en calibre 7 mm Remington Magnum tumbó al cérvido, que era «bastante viejo», dice el cazador. De su cuerna, destaca la forma de Y que tiene, ya que «desde la roseta parecen salirle dos cuernas unidas que luego se separan unos centímetros más arriba».
Algunos singulares corzos de las últimas semanas
Las últimas semanas han dejado grandes capturas de corzos que han sido noticia en Jara y Sedal, como la que hemos compartido en los últimos días de un macho abatido en Guadalajara cuyo trofeo arrojaba en la báscula la friolera de 770 gramos. También en la misma zona Juan Hernández Canut, de 21 años de edad, cazó a rececho un atípico corzo en el Alto Tajo que tenía una cuerna hacia abajo.
Del mismo modo, ha destacado la captura del joven pontevedrés Pedro Sanjuan Carril, que cazó junto a su padre el Jueves Santo un corzo con un singular trofeo que habían localizado semanas antes.