La primavera es el momento en el que la vida explota. Los campos estallan en un verde intenso, las flores se despliegan con sus colores más llamativos y los corzos nuevos llegan a este mundo. Es el momento perfecto, con el monte repleto de comida, para que las hembras alumbren a los corzos del futuro, asegurando así el éxito de una especie que no deja de crecer y expandirse por nuestro país.
Crías de corzos nacidas ese mismo día
La sorpresa del agricultor es más que evidente. Entre las hierbas más altas y amapolas salvajes reposaban tranquilos, sin mover ni un sólo músculo, tres corcinos nacidos ese mismo día: «Todavía se puede ver la placenta», comenta el autor del vídeo durante la peculiar grabación.
Los tres corzos permanecieron inmóviles y, como debe ser, el trabajador decidió no intervenir, sabedor de que la corza se encontraría cerca, vigilando toda la escena. Este tipo de encuentros entrañables subraya la rica biodiversidad presente en las zonas rurales de nuestro país y la importancia de practicar una agricultura que respete y conviva armónicamente con el entorno natural y la vida salvaje.
Un hecho relativamente frecuente, según la ACE
Para muchos puede parecer sorprendente y hasta raro, comprobar como una corza es caoaz de alumbrar tres corcinos. Sin embargo, Laureano de las Cuevas, tesorero de la Asociación del Corzo Español y un auténtico experto en la especie, lo cataloga como algo relativamente frecuente: «El número de partos, por corza en condiciones normales de abundancia de recursos, viene dado normalmente por la edad del individuo. Las corzas más jóvenes tienen una sola cría las adultas dos o tres no siendo absolutamente nada raro los partos triples en las más adultas. Esto es una cuestión muy importante a la hora de hacer control de poblaciones pues eliminar un rango u otro de edad conllevará un mayor o menor individuos de reemplazo».
Además, recalca también que los partos de cuatro corcinos son posibles y explica los motivos: «Se han documentado hasta partos de cuatro ejemplares y no es extraño, pues las corzas tienen cuatro placentomas y en cada uno pueden albergar el feto de un macho distinto. Esta es otra de las muchas estrategias de supervivencia de esta maravillosa especie».
Si te lo llevas, morirá
Esta es la frase que los cazadores debemos repetirnos una y otra vez como un mantra. Los corcinos no están solos y no debemos tocarlos en ningún caso.
Desde la Asociación del Corzo Español llevan años poniendo en marcha su campaña para evitar que los corcinos que permanecen tumbados en la hierba para protegerse de los depredadores durante las primeras semanas de vida mueran al ser recogidos o tocados por personas que los encuentren.
Hay que saber que estos animales no están abandonados, ya que su madre –siempre de manera discreta- los observa constantemente. En el mejor de los casos, estos corcinos recogidos, se trasladarán a un centro de recuperación de fauna salvaje, donde, en la mayoría de los casos, carecen de la experiencia suficiente y de los mínimos protocolos veterinarios para llevar adelante a esta criatura, con lo cual su destino suele ser incierto.
Graban el mágico momento en el que una corza llama y amamanta a su corcino
¿Qué hay que hacer si encontramos un corcino?
No se debe recoger, no está abandonado. Su madre siempre está cerca, observándolo, y le protege. No se debe tocar, ya que pueden impregnarse de nuestro olor y su madre puede abandonarlo. No permanecer en la zona, ya que de nuevo impregnamos el entorno de olor que la madre puede rehusar, y puede atraer a depredadores oportunistas, como el zorro.