Nuestra perdiz roja es el emblema de la caza en España. Un ave única, que nos regala momentos para el recuerdo caza vez que salimos al monte con la escopeta y nuestro perro. Por eso los cazadores nos volcamos en ella para asegurar su futuro aportando comida y agua cuando hace falta, cuidando las polladas y manteniendo a raya a sus predadores más habituales.
Como muchos sabéis, uno de los factores que más influyen en el desarrollo y conservación de la perdiz es el agua. La ausencia de la misma durante épocas de sequía repercute de forma directa en su celo y reproducción. Por otro lado, el exceso de lluvias también es perjudicial para la especie por que puede estropear las nidadas. Además, si ese agua se transforma en piedras de granizo las consecuencias pueden ser desastrosas, sobre todo para los pollos que acaban de salir del cascarón.
Después de un buen chaparrón el campo se empapa. La tierra húmeda pronto se transforma en barro y la perdiz se resiente. Al estar mojadas, su desplazamiento no es tan ágil como cuando están secas, lo que permite a zorros y demás predadores localizar y alcanzar a las perdices de forma más sencilla.
Cómo hacer un refugio para la perdiz
La caída de piedra, sobre todo en los meses de verano, aumenta significativamente las bajas entre los pollos de perdiz. Para evitarlo puedes pedir a los agricultores de la zona que te guarden restos de poda, de olivos por ejemplo, como muestra la Fundación Artemisan en un vídeo reciente. Estas montoneras de ramas cortadas proporcionan el refugio necesario a la perdiz durante las tormentas y sobre todo ante el ataque de algún depredador aéreo como águilas o cernícalos.
En primer lugar, elige la zona de tu coto más propicia para el refugio. Siempre hay que pensar en el agricultor y evitar así pisar las siembras. En el vídeo muestran paso a paso, el proceso para crear estas coberturas con ramas naturales.
Lo primero es fijar al suelo una barra de hierro que soporte la estructura. Una vez establecida la guía, debes colocar las ramas en forma de pirámide, creando un chozo que permita la entrada de las perdices, que se taparán bajo sus ramas. Puedes asegurar la estructura colocando una serie de piedras alrededor de las ramas para que soporten el azote del aire. Corona la pirámide con alguna rama frondosa para que las rapaces no se posen en ella, esperando la llegada de las perdices.
Construye una estructura con maderas
Otra manera de proteger a nuestras perdices es construir unas simples estructuras que las perdices puedan utilizar como cobertura durante este tipo de tormentas. Coloca cada cuatro o cinco hectáreas, dos palés apoyados el uno sobre en aquellos lugares querenciosos donde sabemos que suelen andar los bandos: cerca de bebederos o comederos, en las lindes de cultivos, junto a rastrojos y barbechos…
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Sitúalos a modo de tejado a dos aguas y únelos con alambre. Rellena los huecos que queden entre las tablas de madera con ramas entrelazadas. La idea es que sea lo menos permeable posible pero utilizando la vegetación del lugar. Las retamas, jaras, estepas y escobas suelen ser perfectas para construir este tipo de refugios. Si cabe la posibilidad de que el viento pueda mover la estructura, afianza la base colocando tierra a su alrededor.
Puedes acceder al vídeo de Fundación Artemisan en el que explican las claves a través de este enlace.