La aparición de un zorro muerto en Zaragoza infectado de gripe aviar ha encendido las alertas sanitarias, aunque los especialistas insisten en que este caso se enmarca dentro del comportamiento habitual del virus. La veterinaria e investigadora del IREC–Universidad de Castilla-La Mancha, Úrsula Höfle, ha explicado a Efeagro que el análisis de las muestras tomadas al animal «ha confirmado en el laboratorio veterinario» que la causa ha sido la gripe aviar.
Según detalla, la transmisión a un mamífero refleja que el virus sigue muy presente en el entorno, pero subraya que no supone un cambio preocupante en la evolución de la enfermedad. «Es un aviso de que cuantos más virus hay circulando más posibilidades hay también de que se infecten mamíferos, porque consumen aves muertas contagiadas», explica. La investigadora insiste en que el contagio no implica ninguna mutación relevante del patógeno, sino una exposición a una carga vírica muy elevada al alimentarse de restos de aves infectadas.
Un caso esperable dentro de las dinámicas del virus
Höfle recuerda que la gripe aviar tiene dificultades para infectar mamíferos y que la vía más frecuente de transmisión es la ingesta de animales ya enfermos. «Al final dicha carga vírica lo habría infectado, el virus lo tiene muy difícil para infectar a un mamífero», señala, descartando indicios de mutación.
El episodio sigue la línea de otros observados en anteriores oleadas tanto en España como en otros países. La investigadora recalca que «no es algo alarmante». En 2022 ya se registraron casos en mamíferos en España, incluido un brote en una granja de visones donde se detectó transmisión entre ejemplares.
En el caso del zorro aragonés, lo más probable es que el virus sea el mismo que circula entre las aves silvestres. Lo verdaderamente excepcional habría sido la aparición de contagio entre zorros: «Lo que sí habría sido excepcional es que el virus hubiera cambiado y de pronto se empezara a transmitir de zorro a zorro», apunta. «Sin embargo, de momento no tenemos constancia de eso».
Riesgos muy bajos para humanos
Los expertos coinciden en que el riesgo de transmisión a personas es extremadamente bajo. Höfle explica que solo existe mayor posibilidad de contagio en situaciones de exposición prolongada e intensa, como en el sacrificio de aves de corral en naves cerradas de explotaciones afectadas, donde se concentra polvo de plumas y excrementos. «Ahí puede haber mayor riesgo», indica, aunque matiza que este se reduce significativamente con medidas de protección adecuadas: mascarilla, trajes especiales y guantes.
La Organización Colegial Veterinaria insiste en que la transmisión de influenza aviar a humanos es excepcional y requiere una exposición reiterada a ambientes fuertemente contaminados por aves infectadas o sus deyecciones.
