El pasado sábado, durante una batida en el término municipal de Ansó, un oso pardo irrumpió en plena batida sin causar daños ni altercados. Los cazadores, sorprendidos, optaron por ahuyentarlo con gritos y suspender la actividad. La reacción, ejemplar según testigos, ha coincidido con un cambio inesperado: el Departamento de Medio Ambiente planea prohibir la caza en una amplia franja del Pirineo aragonés.
El nuevo decreto del Gobierno de Aragón, que se publicará en los próximos días, prevé vetar la caza en más de 4.000 hectáreas del Parque Natural de los Valles Occidentales, y establecer restricciones adicionales en unas 30.000. La medida llega en un contexto de creciente presencia del oso en la zona y tras varios ataques recientes a rebaños.
Un área crítica para las osas con crías
La resolución distingue dos zonas con distinto nivel de protección. La primera, donde la caza quedará totalmente prohibida, abarca los montes de Reclusa, Lenito, Allará, Aguas, Estriviella y Mondota, en los términos de Ansó y Hecho. Se trata de un área catalogada como crítica por la presencia de osas con cría y zonas de hibernación, según el departamento autonómico.
En parte de ese territorio ya existían limitaciones desde hace años, pero el nuevo decreto ampliará notablemente el perímetro. Medio Ambiente recuerda que en ese mismo monte, en una batida de invierno, un cazador se topó con un oso y actuó igual que el pasado sábado: avisó a sus compañeros, bajó el arma y dio por terminada la jornada.
El comportamiento de los cazadores fue «ejemplar», tal y como reconocen medios Diario del Alto Aragón. Pese a ello, el Ejecutivo aragonés considera necesario reforzar la protección ante el aumento de ejemplares y el nacimiento, por primera vez en medio siglo, de un osezno en la comunidad.
Restricciones en 30.000 hectáreas más
La segunda zona que delimita Medio Ambiente abarcará todo el Parque Natural de los Valles Occidentales y su periferia, desde la frontera con Navarra hasta las inmediaciones de Candanchú. En ella se aplicarán medidas restrictivas, aunque no un veto total, debido a la presencia habitual de hasta siete osos.
Entre las medidas previstas figura la suspensión inmediata de batidas ante cualquier avistamiento y la limitación del uso de perros. Solo se permitirán razas del grupo 6 de la Federación Cinológica Internacional —perros de rastro y de sangre— o podencos de menos de 53 centímetros. En la caza a salto, además, solo podrán utilizarse cuatro perros por jornada.
Desde el Gobierno autonómico insisten en que el objetivo es compatibilizar la conservación del oso con la actividad cinegética tradicional, aunque el debate promete prolongarse. Los cazadores, mientras tanto, han sido los primeros en demostrar con su actuación que son los primeros en garantizar la seguridad de la fauna.
