Viene esto a cuento de la supuesta propuesta de los grupos ecoanimalistas extremeños para paralizar la media veda «al menos hasta que se recuperen las poblaciones de algunas especies». Además, «piden urgentes estudios y censos anuales de las poblaciones de especies cinegéticas. Y que estos estudios sean realizados por organizaciones sin intereses económicos en la caza y su explotación». Dicho de otro modo, por ellos mismos.
Un año fue por la perdiz. Otro por la tórtola. Otro por la codorniz. Pero no nos dejemos engañar. Esto no va de perdices, de tórtolas ni de codornices. A estas organizaciones le importan un comino estas especies, al menos hasta que lleguen acompañadas de sacos de dinero europeo del que puedan apropiarse. No, esto no va de recuperación y gestión de especies. Esto va, simple y llanamente, de prohibir la caza, y para eso les vale cualquier excusa.
Porque todavía no ha llegado el día en que veamos a estos ecologistas remangarse y plantear proyectos de gestión sostenible y de recuperación de especies. No les hemos visto dedicar parte de los fondos que reciben a desarrollar e impulsar esos proyectos. No les hemos visto ir a cuidar y gestionar los hábitats, a poner bebederos y comederos, a plantear alternativas a los problemas que afectan a esas especies. Al menos, no sin ayudas públicas de por medio, ya que parecen ser lo único que les motiva.
Ni les hemos visto ni les veremos porque, como decíamos, esto va de otra cosa. Para ellos la única solución pasa por acabar con la caza porque ese —no lo olvidemos— es su objetivo, sin importarles un pimiento cuáles sean las nefastas consecuencias, ya comprobadas en otros países sin que entonces decidieran ponerse a trabajar.
Y mientras, los cazadores seguimos partiéndonos el lomo y dejándonos el tiempo y el dinero en proyectos de recuperación, en propuestas, en trabajo… y muy a pesar de los ecoanimalistas este trabajo va dando sus frutos.
Si hablamos de la tórtola, la realidad es que Extremadura es la primera región española en atender las indicaciones europeas y en implantar un Plan Integral de Recuperación de la Tórtola Europea. Un plan, por cierto, planteado, desarrollado e impulsado desde el sector cinegético. Han sido los cazadores los que han promovido en los últimos años la reducción de días hábiles de caza. De media se han reducido en un 65% el número de días hábiles y un 75% en horas de caza. A cambio, son los cazadores los únicos que realizan medidas de gestión para mejorar la situación de la especie.
En cuanto a la perdiz, también han sido los cazadores los que han dado la cara con el proyecto RUFA, en el que llevamos varios años trabajando. Y en la codorniz, mientras unos se llenan la boca hablando de lo mal que está, de nuevo son los cazadores los que han reaccionado y han impulsado COTURNIX.
Todos estos proyectos confluyen, además, en el Observatorio Cinegético, que nos permitirá disponer en los próximos años de datos fiables sobre los que poder planificar y trabajar.
Por cierto. Que en todos estos proyectos hay mucho dinero de los propios cazadores a través de entidades como la Mutuasport, RFEC, Fundación Artemisan y las federaciones autonómicas. El último ejemplo son los 300.000 euros de fondos propios que la Federación Extremeña de Caza va a dedicar a proyectos de investigación en los próximos tres años y que se centrarán, principalmente, en los problemas que afectan a la fauna menor.
Las entidades ecoanimalistas que dedican el presupuesto que les llega de fondos públicos a propaganda y a sufragar sus gastos de funcionamiento, ¿cuándo van a impulsar un proyecto propio que ayude de verdad a esas especies de las que tanto dicen preocuparse?
Ellos hablan, hablan y hablan… pero nunca hacen nada. Unos hablan; otros hacemos. Unos ponen trabas a todos y solo saben criticar y buscar el enfrentamiento; otros planteamos proyectos, invertimos fondos, dedicamos tiempo a la gestión de hábitats y buscamos puntos de encuentro para los que de verdad aportan en estos temas.
Como decía aquel, aportar o apartar. Cada uno decide cuál es su verbo.