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El truco que usa el SEPRONA para saber si un animal ha sido cazado de forma ilegal

© Seprona en Acción

El cuarto episodio de la séptima temporada del programa de DMAX Seprona en Acción muestra una de las herramientas más eficaces del cuerpo para luchar contra el furtivismo. En esta ocasión, los agentes se desplazan hasta un coto de caza de la provincia de Guadalajara, donde se ha localizado el cuerpo de dos ciervos decapitados.

Tras recibir el aviso, los efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza inician una investigación para identificar a los posibles responsables. En palabras de uno de los agentes, «lo prioritario es identificar al presunto autor». Por ello, y «por proximidad», acuden a una taxidermia de la zona con el fin de buscar posibles coincidencias entre los trofeos depositados allí y los animales hallados en el campo.

La pista de un precinto sospechoso

Durante la inspección, los agentes localizan un trofeo con un precinto dudoso. Para comprobar su procedencia, extraen un molar del cráneo. La pieza será clave para obtener el perfil genético y determinar si coincide con alguno de los cuerpos encontrados sin cabeza en el monte. Este procedimiento, cada vez más utilizado, permite vincular directamente un trofeo con un animal abatido, incluso cuando se han eliminado las pruebas visibles.

Los agentes decomisan varios trofeos. © Seprona en Acción

Mientras tanto, el taxidermista es advertido de ciertas irregularidades en su libro de registro, donde anota los encargos que recibe. Los agentes le explican que necesitan verificar la legalidad del ejemplar en cuestión y descartar que se trate de uno de los animales decapitados.

Del campo al laboratorio

De forma paralela, otros miembros del SEPRONA se trasladan al coto de caza donde aparecieron los cadáveres. Allí recogen muestras de tejido que servirán para la comparación. «Interesa tejido muscular y, si no hay, piel o pelo con raíz», comenta una agente a sus compañeros mientras documentan el proceso.

Varios agentes analizan el cuerpo de un ciervo abatido ilegalmente. © Seprona en Acción

Las muestras son enviadas al laboratorio de criminalística de Madrid, donde los especialistas obtienen el perfil genético de cada una. El resultado confirma la sospecha: el trofeo y los restos del campo pertenecen al mismo animal. Con la prueba en la mano, los agentes logran identificar al supuesto autor a través de los datos facilitados por el taxidermista. El hombre será puesto a disposición judicial acusado de un delito contra la flora y la fauna.

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