La caza es una pasión que, incluso, algunos se deciden a tatuar en la piel. Para muchas personas el mundo cinegético representa la forma de vida que quieren llevar consigo para siempre. Por eso Carlos Melero, un cazador de 40 años de la localidad valenciana de Masanasa, se ha tatuado a Artemisa, diosa de la caza.
«Esto es para toda la vida, simboliza toda mi pasión. La diosa de la caza y mi hija estarán juntas en mi brazo para siempre», comienza explicando este cazador en declaraciones a Jara y Sedal. «Ya tenía la idea de hacérmelo hace tiempo, pero como vale mucho dinero, estaba esperando para ello. En abril cumplí los cuarenta años y fue el regalo que me hicieron mi pareja y mi primo. Me dieron fecha para este sábado 3 de julio y me lo hice», explica orgulloso este cazador valenciano, que practica la caza de perdiz y conejo en dos cotos de la provincia de Cuenca.
«Tenía en mi cabeza ese tatuaje porque soy un gran amante del mundo cinegético. Prefería algo más simbólico que lo definiese antes que animales, algo a lo que le tuviera devoción… como esta diosa», explica a este medio. Para ello, se valió de una escultura de Artemisa que le entregó al tatuador y se puso manos a la obra a reproducir la imagen: «Tardó ocho horas; aunque era doloroso, se podía aguantar», explica Melero sobre el desarrollo del tatuaje. «Ya llevaré a mi hija para siempre en mi brazo junto a la caza», añade agradecido Melero.
La diosa Artemisa
En la mitología griega, Artemisa fue una de las diosas más veneradas y una de las más antiguas. Es la diosa de la caza, hija de Zeus y Leto y hermana gemela de Apolo. De hecho, tal relación tenía con el mundo cinegético que se le representaba con arco y flechas y, a sus pies, ciervas o perros. Así describe la leyenda mitológica una de las anécdotas de la vida de Artemisa que tiene que ver con la caza:
Un día que Artemisa se encontraba en el bosque tomando un baño acompañada de su coro de ninfas, la vio desnuda el príncipe tebano Acteón que pasaba por allí. Artemisa se enfadó tanto por haber sido contemplada desnuda que salpicó con agua el rostro de Acteón, transformándolo en un ciervo que fue devorado por sus propios perros sin saber que el animal al que daban caza era su propio dueño.
20 tatuajes de caza de los seguidores de Jara y Sedal
Algunas personas de las que sienten esta afición hasta en sus propias venas han decidirlos llevarlas ahí hasta el final de sus días. Nuestros seguidores nos han enviado decenas de tatuajes de caza de lo más singular, y de todos ellos hemos elegido 20 que mostramos en este enlace.