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Sobre la situación actual en la caza y su gestión postcaptura en Cataluña

Carne de jabalí.© Foto: JyS.

La aprobación del nuevo régimen sancionador a los cazadores por parte de la Generalitat de Cataluña ha terminado por hacer explotar no sólo a estos sino también a los cárnicos. Es el caso de Arnau Padrosa i Pujol, que tiene una empresa cárnica y que ha denunciado en una columna de opinión enviada a Jara y Sedal lo que está sufriendo con esta nueva normativa.

Por Arnau Padrosa i Pujol

Carne de jabalí. / Foto: JyS.

La aprobación del nuevo régimen sancionador ha terminado por hacer explotar al colectivo cazador en Cataluña, pero por sí solo no hubiera sido el motivo, ya que llevamos muchos años con jugadas que rozan la mezquindad.

Hay excesos burocráticos hasta en el aporte de capturas a las empresas de procesado para su aprovechamiento. Pretendieron dar responsabilidades del estado sanitario de las capturas al cazador, dejando puertas entreabiertas ante conflicto, sin ellos tener ninguna facultad real para poder acreditar el estado sanitario de las mismas.

Hay excesos burocráticos a las empresas con la misma finalidad: buscando la exención de responsabilidades ante el conflicto y que no sirven de nada. Tenemos que firmar una a una las entradas acreditando el buen estado cuando en la siguiente fase del procesado, un veterinario del gobierno los examina y es quien acredita su estado.

También había promesas al colectivo como la indemnización de 50 euros por captura al prorrogar un mes más la temporada de caza que luego, al momento del cobro fue condicionada a cupos de captura que en muchos casos era imposible de cumplir, y por lo tanto, no les dio derecho a cobro.

No tenían en cuenta al colectivo cazador ni el sector cuando se fijan las normas por las que nos debemos regir. Te suelen sentar en una reunión y así justifican su atención ante ti, pero el consenso realmente no existe. Y hay muchos otros puntos. Un ejemplo rápido de cómo no se tiene en cuenta la actividad podría ser el que tengamos bosques muy sucios y sin gestión, y es por esto que tenemos densidades de jabalíes tan elevadas.

En muchos sitios, para ser eficiente, es imposible hacer parada en ningún sitio que no sea un camino/pista y está prohibido y ahora con unas sanciones que dan que pensar por dejarse la actividad. En muchas comarcas, el 90% de los jabalíes que se cazan son en paradas hechas en caminos u otros sitios limpios como son las líneas eléctricas, y a la vez, la única forma de poderlos parar es requiriendo un permiso a 15 días vista para cortar dicha pista, cuando a la vez, se tienen que controlar los jabalíes borrando rastros y mirando donde están encamados el mismo día de la batida, por lo cual, a menos que lo que se haga sea una macro batida, ni la medida es funcional, ni el cazador está cumpliendo con la normativa.

Así pues, ¿realmente quieren que cacemos más? ¿Menos? ¿Que dejemos de cazar? ¿O van a permitir poner los puestos en pistas con mucha má facilidad? Lo veo complicado. Tenemos que ser realistas, y a fecha de hoy, el 90% de las paradas no están en condiciones de cumplir con la normativa en vigor si lo que se quiere es abajar la población de jabalíes. y cazando así, nadie en el colectivo se siente cómodo ni amparado.

Por lo que a la empresa cárnica respecta

En el año 2014 en Cataluña se vivió un caso de triquinosis en carne de jabalí exportada a un país de la comunidad europea. Esto generó una animadversión a la administración de Salut que ha conllevado una batería de medidas, muchas de ellas sin criterio ni sentido común, procurando por un lado la evasión de responsabilidades, y por el otro, minimizar el número de animales a procesar en la cadena alimenticia. Su reflexión, a menor número de animales procesados, menor riesgo para ellos. Y es que tienen la suerte de que hagan o no hagan, ellos a final de mes van a cobrar igual.

Tres años analizando rumiantes a triquina. Gamos, ciervos, corzos, muflones, sarrios… todos pasaban por el digestor del laboratorio, hasta que después de aburrirles a informes y quejas, se expidió nota técnica dándonos la razón. Pero como siempre, el coste lo asumió la empresa.

Muestreos dobles por animal, destrozando jarretes de las paletillas y no poniéndolas vender como tales por estar estropeadas en su forma natural. Además, el jarrete, según informes por técnicos de renombre, es de los sitios que menos triquina albergan y menos efectivos son para su detección, pero dudo ni que se lo hayan leído y se les ha hecho aporte de dichos informes por varias veces.

Destrucción de lotes enteros de jabalíes por tipificaciones erróneas a triquina. Toxocara o nematodos del agua potable (que por cierto, son un buen indicador de la pureza del agua y sin ningún riesgo para la salud) nos han llevado hasta la fecha a infinidad de canales a destrucción. Y no resuelven dicho mal criterio de trabajo, lo llaman principio de precaución, y les va de lujo dicho principio ya que sirve para todo. Toda mala praxis por su parte se ampara en ella.

Los análisis de triquina

En las últimas dos temporadas se ha llevado a cabo la interpretación más extrema del reglamento posible en cuanto al acotado de positivos y que hace inviable que podamos procesar más capturas de las actuales. Como puede que sepáis, los análisis a triquina se hacen con muestras colectivas para su mayor rapidez. A 5 gramos por muestra y un total a analizar de 100 gramos se pueden analizar grupos de animales de 20 en 20.

En el resto de España, ante un positivo, se suele acotar mediante sub-grupos. O sea, de los 20, se hacen 4 grupos de 5 y así en pocas horas se tienen, por lo común, 15 animales liberados y quedando el positivo entre los 5 restantes a analizar individualmente. Pues en Catalunya, por orden del departamento de Salut, ante un positivo se debe acotar el mismo de forma individual, de uno en uno y a muestras de 50 gramos.

Esto conlleva el remuestreo de todo el grupo, 4 veces mas de tiempo en el acotado, y acarreando animales de la anterior semana a la siguiente, que al final muchos de ellos deben tirarse por estar degradados, frenando la capacidad de carga de la empresa y que tengamos que negarnos a poder procesar más capturas de los cazadores.

Les preocupa que aparezca un positivo, cuando es el momento en que deberían estar más tranquilos, ya que demuestra que tanto el proceso de muestreo, como de análisis y visualización de la muestra funciona a la perfección. El mundo al revés.

Cambios en las pautas de muestreo y análisis a cada temporada. Queda a merced por lo que parece del veterinario asignado a las instalaciones en cada temporada.  

Cambios en los procesos productivos y reformas constantes en las instalaciones., también a merced del veterinario que venga. Ya van 550.000€ en instalaciones reformadas durante los últimos 3 años. Lo que era aprobado por un servicio, ya no va bien al siguiente y así siempre. 

Ante el silencio venido del piso de arriba, se ven en patria potestad de alterar a su gusto, siendo la empresa al final, un lugar de prácticas, donde todo vale, y donde se viene a aprender con el capital privado. Y cuando ya está formado, te mandan otro.

Hemos pasado, en unos años, de poder muestrear la práctica totalidad de capturas un lunes por la mañana, y al largo del mismo día llegar a analizar 160/180 capturas, a solamente poder muestrear la mitad de ellas y analizar de 40 a 60 el primer día de la semana, ahora teniendo el doble de instalaciones y laboratorio ya que nos obligaron a ello. Inviabilidad total al proyecto que con gran ilusión empecé a levantar hace ya 9 años. Y esto ha conllevado a que hayamos pasado de recepcionar durante las temporadas 2015/16/17  de 10.000 a 11.000 capturas a actualmente solamente entre 7.000 y 8.000, habiendo tenido que doblar el tamaño de las instalaciones. 

También se nos ha obligado estas últimas tres temporadas a proceder al desollado del animal previa inspección de sus vísceras rojas y al muestreo y análisis laboratorial. O sea, primero lo trabajas, le sacas la piel, lo pules, y luego ya miraremos si está bien o no. En toda España se procede primero a la inspección de las vísceras rojas, y así se pueden retirar de la canal, luego al muestreo y laboratorio, y finalmente al desollado y despiece. Es lógico, ¿para qué fraccionar una captura para luego tener que recopilar sus partes si es positivo a una patología o no? Tampoco se nos permite expurgar previa inspección, tenemos que dejar la zona del disparo en el animal, supongo que para que puedan constatar que efectivamente ha muerto de un disparo y no del susto (lo hacen tomando los protocolos del sacrificio de ganado doméstico pero no es lo mismo).

Anteriormente podíamos analizar tanto los animales ya desollados, como con piel, y es la mejor fórmula sin duda la de tener flexibilidad en un tipo de industria que nunca sabe lo que le va a llegar. No dependemos de granjas donde se pueda fijar una regularidad de subministro, aquí vamos en función del tiempo y la suerte. Y nos funciona bien el poder empezar la semana con algunos desollados para su rápida manipulación, y luego continuar con los que aún no lo están. Cada parte del trabajo tiene un ritmo distinto, y la optimización se encuentra en poder llevarlo todo con fluidez. Supongo que esto no lo han pensado, deberían seguramente pensar que así se podrían librar puede de algún tipo de error como el de tipificar erróneamente un nematodo debido a una contaminación de la muestra o a saber…

¿En qué más repercute negativamente esto?

Esto les repercute negativamente en vísceras rojas, muchas de ellas en mal estado, colgando de una canal ya desollada, con riesgo sanitario por salubridad que tanto dicen las autoridades que les preocupa. También en trabajo forzado durante los fines de semana, ya que es cuando recepcionamos las piezas de caza y debemos no solamente eviscerarlas y limpiarlas, sino que también debemos desollarlas, ya que sino, no nos dejan empezar con el muestreo el lunes.

Sin que el reglamento lo fije en ningún sitio, ni ninguna instrucción presente, también este año se nos ha obligado a dejar el precinto que fija el cazador en la pieza hasta después de ser desollada. Conlleva mucho trabajo poder sacar la piel sin romper el precinto aparte de tener un elemento sucio adherido a una canal limpia ya para deshuesar.

También repercute en tener carne con alto riesgo de estar contaminada (parte con disparo) adherida aún a la canal con el riesgo que supone, además de grandes cantidades de merma debido a todas estas praxis que nos hacen adoptar.

Esto nos ha comportado un sobrecoste enorme por captura. Y al final lo sufrimos tanto empresa como cazadores, cuando nos dicen que quieren que ejerzamos maás presión sobre el jabalí y que quieren que estemos. Suena a broma pesada.

Sanidad les obliga a destruir 150 jabalíes en perfecto estado

Ya por colmo, esta pasada temporada, el departamento de Salut nos obligó a la destrucción de más de 150 jabalíes que estaban en perfecto estado, alegando una interpretación subjetiva del Decret 9/2019 que ni el departamento de Agricultura compartía, alegando falta de información que fija el decreto en el aporte de las capturas a una sala de despiece. Esto ha conllevado que des de la empresa y ante el hartazgo de todas sus acciones, se vaya a poner una querella pidiendo una reclamación patrimonial para tales hechos. Y es que al final, si se les deja hacer pueden llegar a hundir cualquier barco, por grande que sea. Llega un momento en que se les tiene que luchar.

Hago saber también que en la empresa no solo se lleva a cabo la tarea de procesar carne, sino que año tras año aprovechamos las instalaciones para la obtención de datos y muestras para R+D+I de muchos sectores. Hemos participado en infinidad de proyectos, des de los departamentos de Arqueología de la UAB, para el estudio evolutivo de cartílagos en articulaciones de los distintos ungulados, a estudios evolutivos del genoma de los mismos, o con el IRTA con la ferroquelatasa y mioglobina o de tratamientos térmicos, o con el SEFAS y CRESA para estudios sanitarios, o con la Universidad de Zaragoza con la Triquinella spp.

Nunca, nunca, en su sano juicio, he visto al Gobierno de Cataluña tenernos una consideración por estos hechos que sea palpable, fuera de mantener reuniones hasta con secretarios generales y con todas las plantas de los departamentos, que no han dado fruto alguno. Muestra de ello es todo lo que os vengo diciendo con anterioridad. Nunca, nunca, nunca en su sano juicio, he visto al departamento de Salut mostrar afecto por nuestro proyecto y procurar por cambiar todos estos disbarates que vamos cargando a las espaldas de la empresa como si de piedras se tratara. Ni que nos hayan pedido los datos de los que disponemos para mejorar en todos los aspectos posibles, y es que, qué ganas pueden tener en trabajar, si cobraran igual a final de mes.  

Y por terminar con las imágenes que corren de jabalíes tirados en contenedores para su destrucción estos días, hago saber que llevamos mucho tiempo pidiendo reunión para organizar las actuaciones excepcionales de captura fuera de temporada, para su procesado con mayor eficiencia, concentrar las actuaciones durante el mes y establecer un calendario que haga factible su procesado. Y es que estamos hablando de un recurso natural que se está destruyendo con nuestros impuestos, en vez de darle provecho. Se llenan la boca con palabras como la sostenibilidad o el ecologismo con procurar por el medioambiente y toman medidas totalmente contrarias a ello. Eso sí, medidas que les lleven poco trabajo y responsabilidades.

¿Qué conlleva el aprovechamiento de estas capturas?

Recordemos que el aprovechamiento de estas capturas conlleva aprovechamiento de un recurso natural, mantenimiento y generación de lugares de trabajo (que parece que hacen falta), fiscalización de la actividad  (que parece que hace falta), información permanente y actualizada del estado sanitario de la cabaña/parque animal (que tanto se supone que interesa y más con el peso del sector porcino y cárnico que tenemos), información permanente de la evolución del parque animal (obtención datos biomètricos para saber hacia dónde va la especie) y dignificación de la actividad del cazador (ética en la actividad y por ende mayor facilidad para que se acepte la actividad y haya un relieve generacional del mismo).

Además, también conlleva otros aspectos como la dignificación de la muerte del animal (al darle un provecho), indeminización al cazador (es una ayuda al mantenimiento de la actividad), aumento de la presión cinegética, viabilidad a la instalación, control del consumo de dichas carnes, dinamización de sectores adyacentes, aproximación de los valores rurales a la sociedad urbanita, freno de radicalismos adoptados por un % de la sociedad (les da criterio para tomar decisiones eficientes y no tirar de tofu) y no conlleva ningún coste a los erarios públicos como sí lo hace el incinerarlos.

Puede que a un puñado de cargos del departamento de Salut la alerta por triquina del 2014 y su nefasta gestión, que más bien fue de ruina y mezquindad, les haya generado animadversión al procesado de jabalíes y eso haya conllevado al desastre de gestión actual que tenemos, pero deben asumir que la culpa la tienen ellos, y deben como administradores de la sociedad que son, afrontar el sitio que ostentan y trabajar por el bien común.

       
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