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La simpática nota que un niño de Soria dejó a su padre cazador la noche antes de ir de caza

El pequeño cazador con una paloma que ha cobrado su padre esta mañana y parte de la nota que le dejó escrita. © C. A. C.

El entrañable gesto de un niño de Soria de solo 11 años -J. A. L.-, ha capturado el corazón de su padre -C. A. C.- un cazador de 46 años y seguidor de la revista Jara y Sedal que ha compartido con esta redacción la foto de la simpática nota que le dejó ayer su pupilo.

El mensaje, escrito con la inocencia y el entusiasmo propios de un niño, decía: «Papá. Si vienes a despertarme para ir a cazar, tú sólo grítame, pellízcame o mójame con agua para despertarme».

La nota del pequeño cazador. © C.A.C.

Un despertar fallido

El padre ha explicado que, unos días antes, había intentado despertar a su hijo para que lo acompañara a cazar, como suelen hacer habitualmente. Sin embargo, a pesar de que el niño reaccionó, estaba tan dormido que no se levantó, y decidió entonces dejarlo descansar en casa.

Al regresar, el pequeño cazador le recriminó no haberlo llevado, lo que motivó la simpática nota que dejó ayer por la noche para asegurarse de que hoy su padre no le dejaría en casa.

Una pasión desmesurada

El pequeño observa los jabalíes cazadas en una batida. © C. A. C.

El progenitor cuenta a Jara y Sedal que su hijo acompaña desde muy pequeño a la familia, ya que varios miembros comparten afición, en sus jornadas cinegéticas. «Se ponía rojo y todo cuando iba caminando entre los pinchos como podía, pero siempre quería venir de caza», recuerda con cariño.

Además, le viene a la mente cómo el niño disfrutaba del olor a pólvora que permanecía en las vainas de los cartuchos disparados, un recuerdo que muchos cazadores compartimos.


Un niño cazador hace un trabajo sobre la liebre para llevarlo al cole: esta es su simpática exposición


La nota, que el niño ha dejado encima de su mesilla junto a la ropa que se ha puesto hoy para ir de caza, es una muestra más de su gran afición por esta actividad y su deseo de no perderse ni un solo día en el campo con su padre.

Al preguntar al padre si su hijo había hablado con su madre o alguien más antes de escribirla, este respondió que todo salió del propio niño, quien probablemente se acostó con el miedo de que su padre no lo despertara.

El pequeño cazador sostiene un conejo. © C. A. C.

Un vínculo especial

Esta entrañable historia no solo refleja la pasión del niño por la caza, sino también el fuerte vínculo que comparte con su padre. La caza, más allá de ser una actividad recreativa, se convierte en una tradición familiar que fortalece los lazos y crea recuerdos imborrables. La nota es un testimonio de la pasión que el niño siente por esta actividad y por los momentos que comparte con su familia en el campo.

Las simpáticas líneas de J. A. L. a su padre cazador nos recuerdan la importancia de las tradiciones familiares y el entusiasmo de los más jóvenes por participar en ellas. La pasión del niño por la caza y su deseo de no perderse ni un solo día en el campo son un reflejo de la conexión especial que tiene con su padre y con la naturaleza.

       
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